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Boehmiano. En pos de la sabiduría, como arte de vivir

Introducción a la Filosofía. Tot y Thamus en el Fedro platónico

            Para saber qué es filosofía es indispensable adentrarse en ella y explorarla. No es posible hacerse una idea de lo que es filosofía “desde lejos”, “de oídas”, sino que es necesaria una aproximación propia, un recorrido personal por sus regiones, por sus cimas y sus oscuridades. Y para no perderse en lo que, tal vez, desde lejos se divise como una selva inextricable, lo aconsejable es recurrir a guías expertos, aproximarse a la experiencia filosófica a través de quienes vivieron intensamente esa experiencia, esto es, los maestros pensadores.

 

            Gabriel Marcel ha dicho que “la verdadera experiencia filosófica, tal como Platón no sólo la definió sino que la vivió, es como una llama que despierta otra llama”. El camino hacia la sabiduría sería, pues, según Platón -uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos-, el diálogo, en el que palabras que aluden a vicisitudes del espíritu tienen el poder de despertar otras palabras, en un intercambio participativo, vivo y conjuntamente inventivo hacia (diá) la razón (lógos).

 

            Claro que el saber, aun el conseguido por vía de la discusión, de la interrogación o del diálogo, corre a cristalizarse sedimentándose en sistemas y teorías. Es así como la filosofía, que en su sentido originario no era otra cosa que “amor a la sabiduría”, “afán de saber” desahogado en discusiones dialécticas, se ha convertido hoy en sinónimo de “exposiciones escritas de temas abstractos y racionales”. El acceso a la experiencia filosófica tiene ahora lugar, fundamentalmente, mediante la meditación reposada de los escritos donde los filósofos dejaron plasmado su pensamiento.

 

            En este sentido conviene recordar una advertencia que en uno de sus diálogos hace Platón respecto al modo adecuado de “aspirar a la sabiduría”. En él, el personaje Sócrates narra el siguiente mito: “En Naucratis de Egipto vivió uno de los antiguos dioses de allá, aquél cuya ave sagrada es la que llaman ibis y cuyo nombre era Theuth. Este fue el primero que, entre otras cosas, inventó la escritura. Era entonces rey de todo el Egipto Thamus, cuya corte estaba en Tebas. Theuth vino al rey y le mostró su arte, afirmando que debía ser comunicado a los demás egipcios. Thamus le preguntó entonces qué utilidad tenía, y Theuth le replicó: «Este conocimiento, ¡oh rey!, hará más sabios a los egipcios; es el elixir de la memoria y de la sabiduría lo que con él he descubierto». Entonces Thamus le dijo: «¡Oh Theuth!, por ser el padre de la escritura le atribuyes facultades contrarias a las que posee, pues ella producirá en el alma de los hombres el olvido de la sabiduría, ya que, fiándose de la escritura, recordarán de un modo externo, no desde su propio interior. Será, por tanto, la apariencia de la sabiduría, no su verdad, lo que la escritura procurará a los hombres; y una vez que haya hecho de ellos eruditos sin verdadera instrucción, su compañía será difícil de soportar, porque se creerán sabios en lugar de serlo»” (Fedro).

 

(DIEGO SÁNCHEZ MECA: Aproximación a la Filosofía, Salvat, 1982, pp. 4-5)

La Filosofía según Karl Jaspers

La Filosofía según Karl Jaspers

         “La palabra griega filósofo (philósophos) se formó en oposición a sophós. Se trata del amante del conocimiento (del saber) a diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se llamaba sapiente o sabio. Este sentido de la palabra ha persistido hasta hoy: la busca de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía, por frecuentemente que se la traicione en el dogmatismo, esto es, en un saber enunciado en proposiciones, definitivo, perfecto y enseñable. Filosofía quiere decir: ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta.

 

         Pero este ir de camino -el destino del hombre en el tiempo- alberga en su seno la posibilidad de una honda satisfacción, más aún, de la plenitud en algunos levantados momentos. Esta plenitud no estriba nunca en una certeza enunciable, no en proposiciones ni confesiones, sino en la realización histórica del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo. Lograr esta realidad dentro de la situación en que se halla en cada caso un hombre es el sentido del filosofar.

 

         Ir de camino buscando, o bien hallar el reposo y la plenitud del momento, no son definiciones de la filosofía. Esta no tiene nada encima ni al lado. No es derivable de ninguna otra cosa. Toda filosofía se define ella misma con su realización. Qué sea la filosofía hay que intentarlo. Según esto es la filosofía a una la actividad viva del pensamiento y la reflexión sobre este pensamiento, o bien el hacer y el hablar de él. Sólo sobre la base de los propios intentos puede percibirse qué es lo que en el mundo nos hace frente como filosofía.

 

         Pero podemos dar otras fórmulas del sentido de la filosofía. Ninguna agota este sentido, ni prueba ninguna ser la única. Oímos en la antigüedad: la filosofía es (según su objeto) el conocimiento de las cosas divinas y humanas, el conocimiento de lo ente en cuanto ente, es (por su fin) aprender a morir, es el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad; asimilación a lo divino, es finalmente (por su sentido universal) el saber de todo saber, el arte de todas las artes, la ciencia en general, que no se limita a ningún dominio determinado.

 

         Hoy es dable hablar de la filosofía quizá en las siguientes fórmulas; su sentido es:

 

-Ver la realidad en su origen;

-apresar la realidad conversando mentalmente conmigo mismo, en la actividad interior;

-abrirnos a la vastedad de lo que nos circunvala;

-osar la comunicación de hombre a hombre sirviéndose de todo espíritu de verdad en una lucha amorosa;

-mantener despierta con paciencia y sin cesar la razón, incluso ante lo más extraño y ante lo que se rehúsa;

 

         La filosofía es aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse partícipe de la realidad”.

 

                   (KARL JASPERS: La Filosofía, F.C.E., pp. 11-12)

 

 

 

La conciencia, tema del IX Encuentro del CEEC en Ávila (España)

La conciencia, tema del IX Encuentro del CEEC en Ávila (España)

Con fecha del 10 de Septiembre de 2011, me llega esta nota informativa de estos amigos míos y, lo que es más importante, de la sabiduría:

Queridos amigos del CEEC:

Tal como os anunciamos la pasada primavera, nos dirigimos ahora a vosotros para confirmaros la celebración del IX Encuentro del Círculo de Estudios Espirituales Comparados y para enviaros información más detallada en torno a las condiciones de inscripción.

Os recordamos que el IX Encuentro del CEEC tendrá lugar entre los días 28 y 31 de octubre, en la residencia de Nuestra Señora de Lourdes de Arenas de San Pedro (Ávila), y llevará por título Conciencia: imagen y concepto.

En efecto, partiendo del presupuesto de que la conciencia es siempre intencional, es decir, siempre hay conciencia de algo, la reflexión nos muestra que existen dos modos fundamentales de contenidos de la conciencia: la representación (o ámbito de las imágenes) y el concepto (o ámbito de lo inteligible). Pero queda como trasfondo la siguiente pregunta: ¿es posible la experiencia de una conciencia no intencional, esto es, una conciencia de la pura conciencia? Desde el arte, la mística o la psicología profunda, intentaremos abrir caminos hacia esa lámpara que todo lo ve.

Para desarrollar el tema propuesto, contamos con los siguientes ponentes y títulos:

José Antonio Antón Pacheco: La fenomenología en el origen del pensamiento de Henry Corbin.

Enrique Galán Santamaría: El «Libro rojo» de Jung: imaginación y reflexión

Eugenio Silverio: La gnosis de los simples: el problema de la receptividad en la fenomenología de la vida de Michel Henry.

María Jesús Hermoso Félix: El símbolo y la imagen en el De Mysteriis de Jámblico: un itinerario de contemplación.

José Miguel Puerta Vílchez: El corazón percibe lo que no capta la vista (caligrafía árabe e inspiración sufí).

Jesús Moreno Sanz: El logos oscuro en María Zambrano.

Son seis ponencias, tres el sábado día 29 de octubre y tres el domingo 30. La mañana del día 31 de noviembre la dedicaremos a las dos comunicaciones presentadas (a cargo de María Cucurella y Enrique Jerez) y a la elección del tema del siguiente Encuentro (notad que este año el martes día 1 es fiesta, de modo que no será obligado para muchos ausentarse la última mañana, como suele ser habitual). La proyección de una película relacionada con el tema del Encuentro y la celebración de una mesa redonda con ponentes e invitados completarán las actividades programadas.

Por lo demás, podemos considerar abierto ya el plazo de inscripciones: este año, hemos decidido abrirlo de una vez por todas para antiguos y nuevos asistentes, de modo que, aunque los primeros conserváis la “prioridad informativa”, a la hora de adjudicar las plazas se observará el orden de inscripción.

El número de cuenta (de La Caixa) donde hay que realizar el ingreso es este: 2100 - 2164 - 58 – 0100504225, y aparece a nombre de Enrique Jerez, una de las tres personas que estamos organizando el Encuentro.

El precio, que incluye la matrícula y la estancia completa (habitación, desayuno, comida y cena) desde la tarde del viernes al lunes después de comer, es de 200 euros para quienes ya hayan asistido antes a algún Encuentro, y de 250 euros para quienes se inscriban por primera vez. Como novedad, este año ofrecemos una inscripción bonificada (150 euros) para personas en paro o jóvenes estudiantes, con el fin de que la cuestión económica no sea un impedimento (o lo sea en menor medida) para la asistencia al Encuentro (si es este tu caso, no dudes en comunicárnoslo vía e-mail o por teléfono). También cabría la posibilidad de no alojarse en la residencia, en cuyo caso la matrícula conlleva un coste de 60 y 85 euros, respectivamente (la inscripción bonificada no admite esta fórmula). Además, como es habitual, las personas que hayan participado como ponentes alguna vez en los Encuentros pueden beneficiarse del precio reducido de 150 euros.

Aunque aún sea pronto, recordamos que conviene llamar por teléfono antes de realizar el ingreso para asegurarse de que quedan plazas libres. Para el contacto, podéis escribir al correo del CEEC: ceecmail@hotmail.com o llamar a Enrique Jerez: 662 366 733. Si preferís un fijo, podéis llamar a Paco Martínez Albarracín: 968 00 21 19.

Por lo demás, la recepción de los asistentes se realizará la tarde del viernes 28, más o menos hasta la cena (intervalo que aprovecharemos para tener una breve reunión informativa de carácter informal), y las conferencias comenzarán el sábado, después del desayuno. El lunes día 31 de octubre, si uno lo desea, puede quedarse a comer en la residencia; tras esa comida concluye el Encuentro. Todo esto se recordará y ampliará a las personas inscritas en el momento oportuno.

Nada más por el momento. Gracias por vuestra atención y recibid un cordial saludo.

Organización del IX Encuentro del CEEC:

José Antonio Antón, Enrique Jerez y Paco Martínez Albarracín

 

Un poema de Luis Cernuda

   Le tengo especial cariño a este poema. Es un poema temprano, quizás no de los mejores. Con él aprobó mi padre, ya mayor, unas oposiciones a profesor de literatura y yo descubrí a este gran poeta. Cuando se sabe recitar -mi padre en ello era un maestro- toca las fibras del alma.

   Que lo disfrutéis

 

Quisiera estar solo en el sur

 

   Quizá mis lentos ojos no verán más el sur

de ligeros paisajes dormidos en el aire,

con cuerpos a la sombra de ramas como flores

o huyendo en un galope de caballos furiosos.

 

   El sur es un desierto que llora mientras canta,

y esa voz no se extingue como pájaro muerto;

hacia el mar encamina sus deseos amargos

abriendo un eco débil que vive lentamente.

 

   En el sur tan distante quiero estar confundido.

La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;

su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.

Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

 

Luis Cernuda

(Un río, un amor; 1929)

Poema de León Felipe

Nadie fue ayer

ni va hoy,

ni irá mañana

hacia Dios

por este mismo camino

que yo voy.

Para cada hombre guarda

un rayo nuevo de luz el sol...

y un camino virgen

Dios.

 

León Felipe

Máximas y pensamientos filosóficos

   Ofrezco al amable lector y visitante estas frases recopiladas con tiempo y con mimo. Algunas, muy simples y conocidas, las utilizaba en mis clases. Más tarde comprobé cómo mis jóvenes alumnos gustaban de las máximas.

   Los versículos de oro pitagóricos, las máximas extremo-orientales, Séneca, Schopenhauer o los clásicos castellanos... Tantos y tantos veneros de sabiduría culta y popular.

   Es inevitable, en mí, seguir recopilando al curso de las lecturas. Quizás en el futuro ampliemos esta colección que ya a todos os pertenece.

 

1. Las cosas bellas son difíciles (Platón).

2. Ser consiste en ser percibido (Berkeley).

3. El alma es, en cierta manera, todas las cosas (Aristóteles).

4. ¿No es acaso todo ver una herida de la luz? (María Zambrano).

5. El tiempo no existe sin el alma (Aristóteles).

6. Al hombre no le perturban las cosas, sino sus imaginaciones acerca de las cosas (Epícteto).

7. Los que hablan no saben; los que saben no hablan (Lao-Tsé).

8. Yo soy yo y mi circunstancia (Ortega y Gasset).

9. Ver o no ver, esa es la cuestión (Anónimo).

10. Nosotros ponemos en todo lo que hacemos el pensamiento de todo lo que amamos (J. R. R. Tolkien).

 

11. El amor ve al otro como uno (María Zambrano).

12. Conócete a ti mismo (Sócrates).

13. Dios es armonía de contrarios, coincidencia de opuestos (Nicolás de Cusa).

14. La eternidad es la ausencia del tiempo, la supresión del tiempo (Anónimo).

15. Cuando el amante está junto al amado, allí se descansa (Leonardo da Vinci).

16. ¿No es acaso la ternura el germen de una sonrisa que da el fruto de una lágrima? (Ortega).

17. El amanecer es siempre para el hombre una esperanza (Tolkien).

18. Hay que dormirse arriba, en la luz; conviene estar despierto abajo, en la oscuridad (María  Zambrano).

19. Párate... y verás (Anónimo).

20. La vida es sueño (Calderón y tantos otros).

 

21. Sólo si eres tú mismo, tu puro tú mismo, puedes ver las cosas como son (R. Pánikkar).

22. El fundamento de la vida es la inconsciencia; si el corazón pudiese pensar, se pararía (F.Pessoa).

23. De lo que no se puede hablar, mejor es callar (L. Wittgenstein).

24. El amor mueve el sol y las demás estrellas (Dante).

25. Los que buscan oro cavan mucho, encuentran poco (Heráclito).

26. Quienes afirman conocer a Dios no le conocen. Los que aseguran no conocerle le conocen (Chuang-Tsé, el Vedanta, etc.).

27. Sabemos y experimentamos que somos eternos ( Spinoza).

28. No conocemos las esencias de las cosas (Tomás de Aquino).

29. Tuve que dejar a un lado el saber para abrir camino a la fe (Kant).

30. De alguna manera es cierto que Dios no ve, no conoce, el Mal (Anónimo).

 

31. No vayas fuera, busca dentro de ti. En el hombre interior habita la verdad. Y si encontraras mutable a tu propia naturaleza, trasciéndete también a ti mismo (S. Agustín de Hipona).                    

32. Los filósofos desean conocer muchas cosas, pero la sabiduría no consiste en la erudición  (Heráclito de Efeso).

33. ¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? (Jesús de Nazaret).

34. El alma, la psique, es mediadora entre el cuerpo y el espíritu. Los tres constituyen al ser humano (Anónimo, verdad tradicional).

35. La cara es el espejo del alma (Refranero).

36. Lo interior también puede ser conocido por medio de lo exterior. Pero es lo interno quien conoce (Anónimo).

37. Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas (Antonio Machado).       

38. Sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da (Antonio Machado).

39. La verdad sólo tiene un nombre, caminos mil (Anónimo).

40. Sólo a través del Desierto puede alcanzarse la Tierra prometida (Anónimo).

 

41. Las personas, de ordinario, decimos lo que sabemos, pero no sabemos lo que decimos (Juan Saravia).

42. Lo que está arriba es como lo que está abajo, aunque reflejado de modo inverso (Hermetismo tradicional. Tabla de Esmeralda).

43. La verdad es lo que es y sigue siendo verdad aunque se piense al revés (A. Machado).

44. En mucha sabiduría hay aflicción. El que aumenta sus conocimientos aumenta sus   padecimientos (Libros sapienciales de la Biblia, Psalmos).

45. El que ama se engendra a sí mismo a cada instante (María Zambrano).     

46. Aquel que quiebra algo para averiguar qué es, ha abandonado el camino de la sabiduría (Tolkien).

47. Arte es poner en práctica un conocimiento mediante una acción (René Daumal).

48. La música es una metafísica que se ha vuelto sensible (A. Schopenhauer).

49. Todo conocimiento verdadero culmina en delirio (José Lezama Lima).

50. Cuando amanece, ahí está el misterio (René Daumal).

 

51. La música es el alma de la geometría (Paul Claudel).

52. Pregunté a un niño que iba con una vela: “¿De dónde viene esa luz?” Al instante la apagó: “Dime adónde ha ido -respondió- y te diré de dónde vino” (Hasán de Basra).

53. Si desprecias el lugar donde vives, el lugar donde vayas te despreciará (Proverbio Tuareg).

54. Hay quien cruza el bosque y no ve leña para el fuego (León Tolstoi).

55. Mi corazón se ha hecho capaz de aceptar todas las formas: es pasto para gacelas y convento para los monjes cristianos, templo para los ídolos y Ka’aba para el peregrino; las tablas de la Ley mosaica y el Corán de los fieles. Amor es mi credo y mi fe (Ibn Arabí).

56. Una vida sin búsqueda no es digna de ser vivida (Sócrates).

57. La inteligencia es la que ve, la inteligencia es la que oye y todo lo demás es sordo y ciego (Epicarmo).

58. Las cosas visibles son un vislumbre de lo invisible (Anaxágoras).

59. Nos ordena conocer el alma aquel que nos advierte: “conócete a ti mismo” (Sócrates).

60. Quien sea capaz de ver la totalidad es filósofo, quien no, no (Platón).

 

61. Hay dos cosas que llenan el ánimo de una admiración y una reverencia siempre nuevas y crecientes, cuanto más a menudo y más prolongadamente el pensamiento se detiene en ellas: el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral que hay en mí” (Kant).

62. La cosa más difícil de todas es alcanzar la invisible medida de la sabiduría, la única que encierra en sí los límites de todas las cosas (Solón).

63. Dondequiera que hay vida hay alma y dondequiera que hay alma hay mente (Pico della Mirandola).

64. Nada hay en el mundo que carezca de vida (Pico della Mirandola).

65. Nada hay en el Universo posible de muerte o de corrupción. Consecuencia: en todas partes hay vida, en todas partes hay providencia, en todas partes hay inmortalidad (Pico).

66. El alma está en el cuerpo, la mente en el alma, en la mente el verbo y de todo es padre Dios (Pico della Mirandola).

67. Hombre, hazte esencial, pues cuando todo se acabe el mundo perecerá y la esencia subsistirá  (Angelus Silesius).

68. El Paraíso está donde está Dios. Mantente, pues, junto a Dios y el Paraíso estará donde tú estés (Frithjof Schuon).

69. Nuestro deber en la vida práctica consiste en partir de cada bien particular para conseguir que el bien general llegue a ser el bien de cada uno (Aristóteles).

70. El más insignificante conocimiento que uno puede lograr sobre las cosas más elevadas y sublimes es más digno de ser deseado que el saber más cierto de las cosas inferiores (Sto. Tomás de Aquino).

 

71. La filosofía es aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse partícipe de la realidad (Karl Jaspers).

72. La filosofía responde a la necesidad de formarnos una concepción unitaria y total del mundo y de la vida (Miguel de Unamuno).

73. El optimista proclama que vivimos en el mejor de los mundos; el pesimista teme que sea verdad (James Branch Cabell).

74. El hombre prudente sabe prevenir el mal en modo de evitarlo; el hombre de coraje lo soporta sin lamentarse cuando llega (Pítaco).

75. A la naturaleza se la manda sólo obedeciéndola (Francis Bacon).

76. Es mejor agitarse en la duda que reposar en el error (Alejandro Manzoni).

77. En el cuidado de las almas es necesario: una taza de ciencia, un barril de prudencia y un océano de paciencia (S. Francisco de Sales).

78. Reprende al amigo en secreto y alábalo en público (Leonardo da Vinci).

79. Quien no ha hecho nada no sabe nada (Thomas Carlile).

80. La oración es en la religión lo que el pensamiento en la filosofía (Novalis).

 

81. El secreto de la felicidad no es hacer siempre aquello que se quiere, sino querer siempre aquello que se hace (Lev N. Tolstoi).

82. No hay caminos para la paz, la paz es el camino (Anónimo).

83. Sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo (Gaspar Melchor Jovellanos).

84. La ignorancia es la madre de todos los males (Anónimo. Filosofía tradicional hindú).

85. El mundo es un bello libro, pero poco sirve a quien no sabe leer (Carlo Goldoni).

86. Es una gran virtud estimar a todos mejores que nosotros (Santa Teresa de Jesús).

87. Busqué a Dios y no lo encontré, me busqué a mí mismo y no me hallé; busqué al prójimo y se me presentaron los tres (Anónimo).

88. La medida del amor es amar sin medida (Santa Teresa).

89. Si quieres cerrar la puerta a todos los errores, corres el peligro de dejar fuera la verdad (Anónimo. Tagore).

90. No digas todo lo que sepas, lo importante es que sepas todo lo que dices (Anónimo).

 

91. En la desventura la única salvación del hombre es la esperanza (Menandro).

92. Ninguna jornada es demasiado larga para quien tiene cosas que hacer (Séneca).

93. Con la concordia prosperan incluso las cosas pequeñas, con la discordia van a la ruina hasta las más grandes (C. Salustio)

94. Todo aquel que hace bien a otro se hace bien a sí mismo (Séneca).

95. Equivocarse es propio de cada hombre, pero es sólo de necios perseverar en el error (Cicerón).

96. Cuando el silencio habla, la vida se transforma (Anónimo).

97. Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión; cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría; y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor (proverbio chino).

98. Cuando decimos que algo no es verdad, a menudo lo que queremos decir es que no nos gusta (Anthony de Mello).

99. La paciencia es superior a la fuerza: muchas cosas que no se podrían conquistar de un solo golpe, se consiguen haciéndolas poco a poco (Plutarco).

100. Más aprovecha una reprensión al sensato que cien golpes al necio (Proverbios, 17, 10).

 

101. Una palabra dulce multiplica los amigos; que sean muchos tus amigos, pero uno entre mil tu consejero (Sirácida, 6, 5).

102. Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena (proverbio sueco).

103. En dar está el recibir (Anónimo).

104. Vivir para los demás no es sólo la ley del deber, es también la ley de la felicidad (A. Comte).

105. Cuanto más se tiene más se desea, y en vez de llenar, abrimos un vacío (S. Marden).

106. La fe es garantía de lo que se espera y prueba de las realidades que no se ven (S. Pablo).

107. Conócete, acéptate, supérate (S. Agustín).

108. Es difícil ser bueno y fuerte a la vez. Y, por lo común, cuánto más fuerte se es menos razón se tiene (Enrique Tierno Galván). 

109. La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos (Tagore).

110. La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces (Rousseau. Proverbio persa).

 

111. La dificultad con que nos encontramos para alcanzar nuestra meta es el sendero más corto para llegar a ella (Khalil Gibran).

112. Los hombres más eruditos no son precisamente los más sabios (Geoffrey Chaucer).

113. La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica (Borges).

114. La poesía es una mezcla de sentido común, que no todos tienen, con un sentido nada común, que muy pocos tienen (John Masefield).

115. La libertad existe tan sólo en la tierra de los sueños (J. Ch. Friedrich).

116. La primera virtud es frenar la lengua, y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse (Catón).

117. Mezcla a tu prudencia un gramo de locura (Horacio).

118. No podemos matar el tiempo sin herir la eternidad (Henry Thoreau).

119. No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige (Schopenhauer).

120. Nada pesará sobre el corazón si sabemos ponerle alas. Entonces él sólo nos alzará sobre todas las penas del mundo (Jacinto Benavente).

 

121. Odiar es un despilfarro del corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro (Noel Clarasó).

122. Que tu alimento sea tu única medicina (Hipócrates).

123. Saber que se sabe lo que se sabe y saber que no se sabe lo que no se sabe: sabiduría (Alphonse Karr).

124. Si tienes mucho, da mucho; si tienes poco, da poco; pero da siempre (Libro de Tobías).

125. Sólo los artistas y los niños ven la vida tal como es (Hugo von Hofmannsthal).

126. Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser (Shakespeare).

127. Todo puede nacer, aquí abajo, de una manera infinita (Paul Valery).

128. Dios es como un bailarín; la creación es su danza (Anónimo hindú).

129. Cada porción de la materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas y como un estanque lleno de peces. Pero cada rama de una planta, cada miembro de un animal, cada gota de sus humores, es todavía un jardín o un estanque (Leibniz).

130. El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría (William Blake).

 

131. La necesidad más urgente de nuestro mundo es la gratuidad (René Habachi).

132. En realidad, el sentido mismo del desarrollo espiritual consiste en servir a los demás. El propósito de la vida es servir y ayudar a los demás (Tensin Giatso, XIV Dalai Lama).

133. Desde el punto de vista budista, tú existes hasta el fin del universo... De manera que, en tanto en cuanto exista el ser humano, yo también existiré para servir. Y esa actitud te trae automáticamente la paz, al margen de las tribulaciones y complicaciones de tu vida (Tensin Giatso, XIV Dalai Lama).

134. Cuando se trata de las cosas de Dios, es grande ciencia saber confesar la propia ignorancia (S. Cirilo de Jerusalén).

135. Busquemos como quien ha de encontrar, y encontremos como quien ha de seguir buscando, porque cuando el hombre acaba, entonces la verdad comienza (S. Agustín de Hipona).

136. El trabajo del hombre consiste en disponer constantemente su corazón liberando su voluntad de deseos extraños; su razón, de ansiedades; su memoria, de cuidados inútiles (Guillermo de Saint-Thierry).

137. El secreto de la paz interior es el desapego (Thomas Merton).

138. La penetración en la esencia de las cosas, a través de la luz, constituye el último fin de la serenidad (Charles Morgan).

139. No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia, pon tu principal empeño (Unamuno).

140. Hay algo que será eternamente hermético e imposible para las palabras (Valle-Inclán).

 

141. Aprender sin pensar es fatal, pero es igual de fatal pensar sin aprender (Confucio).

142. No mires a lo lejos descuidando lo que tienes cerca (Eurípides).

143. Soporta y resiste; ese esfuerzo te será útil un día (Ovidio).

143. Los juicios que hacemos sobre los demás dicen lo que somos nosotros mismos (Arturo Graf).

144. Confiad en los que se esfuerzan por ser amados; dudad de los que sólo procuran parecer amables (G. Leopardi).

145. En las grandes adversidades toda alma noble aprende a conocerse mejor (F. Schiller).

146. La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo (Séneca).

147. Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma (Fray Luis de León).

148. Durante cierto tiempo puede uno estar alegre interiormente, pero a la larga la alegría deben compartirla dos (H. Ibsen).

149. Si quieres hallar en cualquier parte amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo (G. Duhamel).

150. No hay placer comparable al de encontrar un viejo amigo excepto el de lograr uno nuevo (R. Kipling).

 

151. Querer las mismas cosas y no querer las mismas cosas está en el fondo de la verdadera amistad (Salustio).

152. Aceptemos que el amor tenga espinas: es una flor. Pero, ¿y la amistad? Apenas, si es verdadera (P.J. Toulet).

153. El amor es como un río. ¡A medida que es más grande, va metiendo menos ruido! (Francisco Villaespesa).

154. Amar es vivir con el corazón, es decir, con la parte más viva y más consoladora de nuestro ser (J.B. Lacordaire).

155. El ruido no hace bien; el bien no hace ruido (S. Vicente de Paúl).

156. No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad (Ludwig van Beethoven).

157. La recompensa de una buena acción es haberla hecho (Séneca).

158. Cuanto más extendemos nuestros conocimientos más nos damos cuenta de su limitación (G.K. Chesterton).

159. Cada vez que perdemos ánimo perdemos muchos días de nuestra vida (Maurice Maeterlinck).

160. No hay en el mundo peor bancarrota que la del hombre que ha perdido su entusiasmo (Eugenio Dors).

 

161. Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos (Saint-Exupery).

162. La recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa (Gandhi).

163. Más se estima lo que con más trabajo se gana (Aristóteles).

164. En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante (K. Gibran).

165. No es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos, lo que convierte la vida en una bendición (Goethe).

166. La fortuna y la gloria pueden aumentar la felicidad, pero no pueden crearla. Sólo los afectos la dan (André Maurois).

167. La felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace (Tolstoi).

168. Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa en ella es maravillosa (G.K. Chesterton).

169. La paciencia comienza con lágrimas y, al fin, sonríe (Raimundo Lulio).

170. Las palabras van al corazón cuando han salido del corazón (R. Tagore).

 

171. La reflexión calma y tranquila desenreda muchos nudos (Anónimo).

172. Para darse por satisfecho con lo sencillo se necesita un alma grande (Arturo Graf).

173. Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardármela para mí sin comunicarla, no la querría (Séneca).

174. La semilla de la verdad puede tardar en florecer, pero al final florece, pase lo que pase (Gregorio Marañón).

175. La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante (S. Kierkegaard).

176. Consuélate de soportar las injusticias: la verdadera desgracia consiste en cometerlas (Pitágoras).

178. Disfruta de las pequeñas cosas, porque tal vez un día vuelvas la vista atrás y te des cuenta de que eran grandes y maravillosas (Anónimo).

179. Reirse de todo es propio de tontos, no reirse de nada lo es de estúpidos (Erasmo de Rotterdam).

180. Evita, por encima de cualquier circunstancia, la tristeza; que tu alegría no sea fruto de las circunstancias favorables, sino fruto de ti mismo (Periandro).

 

181. La sabiduría se preocupa de ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones (Confucio).

182. La naturaleza es la mejor maestra de la verdad (San Ambrosio).

183. Obrar es fácil, pensar es difícil. Obrar según se piensa es aún más difícil (Goethe).

184. Las palabras son como las hojas. Cuando abundan, poco fruto hay entre ellas (Alexander Pope).

185. Hay una pasión superior a todas y es la satisfacción interior por el bien que hacemos a los otros (R. Descartes).

186. Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones (Séneca).

187. Apresurémonos en alegrar el corazón de nuestros compañeros durante la corta travesía de la vida (Amiel).

188. Buscas la alegría en torno a ti y en el mundo. ¿No sabes que sólo nace en el fondo del corazón? (R. Tagore).

189. La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas (Aristóteles).

190. El amor no tiene cura, pero es la única medicina para todos los males (Leonard Cohen).

 

191. El hombre que cultiva la bondad, jamás piensa en hacer mal a nadie (Cicerón).

192. Una mente clara siempre está abierta a la comprensión (Oscar Wilde).

193. Cualesquiera que hayan sido nuestros logros, alguien nos ayudó siempre a alcanzarlos (Althea Gibson).

194. El amor es la poesía de los sentidos (H. de Balzac).

195. El furor de la intolerancia es el más loco y peligroso de los vicios, porque se disfraza con la apariencia de la virtud (Robert Southley).

196. La verdadera libertad del hombre consiste en que halle el camino recto y en que ande por él sin vacilaciones (Thomas Carlyle).

197. Si dicen mal de ti con fundamento, corrígete; de lo contrario, échate a reír (Epícteto).

198. Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza (Antonio Machado).

199. El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica (Proverbio chino).

200. Ama y haz lo que quieras (S. Agustín).

 

201. Existe algo tan inevitable como la muerte: la vida (Ch. Chaplin).

202. De todas las cualidades del alma la más eminente es la sabiduría y la más útil la prudencia (Jean J. Barthélemy).

203. Cuando la vida pesa y no se escuchan canciones durante la noche, el único alivio es creer y confiar en el amor. Entonces, aun en las peores circunstancias, todo se vuelve más liviano y algunas melodías surgen de la oscuridad; porque estamos amando y confiando en ese amor (Khalil Gibran).

204. Al que no tiene sepultura lo cubre el cielo y por todas partes hay caminos que conducen hasta los dioses (Lucano).

205. La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados (Groucho Marx).

206. La naturaleza no hace nada en vano ni nada superfluo y en todas sus operaciones sigue el camino más cómodo (Aristóteles).

207. El lenguaje no pertenece a la lengua, sino al corazón. La lengua es sólo el instrumento con el que se habla. Quien es mudo es mudo en el corazón, no en la lengua (…). Déjame oírte hablar y te diré cómo es tu corazón (Paracelso).

208. La guerra es siempre una derrota de la humanidad (Juan Pablo II).

209. La tolerancia hacia quienes disienten de los demás en cuestión de religión resulta tan coincidente con el Evangelio y con la razón, que es monstruoso que haya hombres ciegos ante tanta luz (un teólogo).

210. Dios da suficiente oscuridad al que quiere ver y suficiente claridad al que no quiere ver (Anónimo).

 

211. La persona dichosa es la que engendra lo que mira (Eliseo Diego).

212. Aquel que verdaderamente ama, ni cansa, ni se cansa (S. Juan de la Cruz).

213. Cuando tú quieres pensar en Dios es preciso que te representes una oscuridad que no es tal, una oscuridad que es como una Nada (Jacob Boehme). Oscuridad de donde nace la Luz.

214. El amor es más grande que Dios (Jacob Boehme).

215. Aquel para el que el tiempo es como la eternidad y la eternidad como el tiempo, está liberado de todo combate (Jacob Boehme).

216. No hay verdadera filosofía que no alcance su perfección en una metafísica de éxtasis, ni experiencia mística que no exija una preparación filosófica seria (Sohrawardî).

217. Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo (Wittgenstein).

218. Apenas se roza la periferia del ser, se hace ya sentir la presencia del misterio (E. Gilson).

219. Hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio (Miguel de Unamuno).

220. Vivimos en la corteza de la realidad y raramente alcanzamos su núcleo… Ningún hecho acontecido en el mundo permanece aislado de su contexto universal (Zohar o Libro del Esplendor).

 

221. El misterio no está lejos de nosotros, sino que nos envuelve, pues el mundo no subsiste sino por el secreto (Zohar o Libro del Esplendor).

Para un glosario boehmiano

         Böhme es un autor difícil. Queremos contribuir, modestamente, a su comprensión iniciando este pequeño vocabulario en el que aparecen unos pocos términos esenciales. Animamos a la lectura paciente y esperanzada.

          Acabamos de saber, por el propio Agustín Andreu, excelente traductor del primer libro de Boehme, Aurora, que va a salir (creo que en Siruela) una segunda o nueva edición, que incorpora un nuevo prólogo.

 

Algunos términos básicos, alemanes y latinos, en Böhme:

 -Abgrund: Abismo sin fondo. Muchos historiadores lo han confundido con Ungrund. También se puede referir al abismo ardiente (feuriger Abgrund) de la naturaleza y del mundo del primer principio. Por otra parte, designa el infierno interior que todo ser lleva en sí mismo.

 

-Amtmann: Equiparable, en Boehme, al Spiritus Mundi o al Archeus de Paracelso.

 

-Angst: Miedo, angustia, espanto. A veces la presenta Böhme como engendrada por las dos primeras formas o esencias. La asocia así con la rueda, con el torbellino o con el lazo.

      También hay que tener en cuenta que Angst se asocia en su pensamiento con Enge, estrechez, angostura, aprieto, restricción.

 

-Begehren, Sucht: Deseo. Aunque a menudo lo confunde con ella, Boehme acabará distinguiéndolo de la voluntad. Pero este deseo, este Begehren, es al mismo tiempo un Sehnen, un anhelar: El deseo es tendencia y es pasión.

 

-Centrum naturae: Se trata de una noción poco precisa en Boehme y que va asociada al deseo, pues éste engendra la naturaleza, se encarna en ella y forma su esencia dinámica, y en tercer lugar, porque la naturaleza sería, en su más profunda y cualitativa esencia, deseo e indigencia. Por eso la naturaleza busca sobrepasarse a sí misma (cf. De Triplici Vita Hominis, IX, 109). Puede ser también considerado como el conjunto de las potencias formadoras. El fuego se puede entender como el alma del Centrum Naturae (cf. De Triplici Vita Hominis, II, 29 y X, 44).

      Es importante tener en cuenta que la palabra Centrum, al igual que la palabra Natura, experimenta una modificación de sentido bastante considerable en el curso de la obra de Böhme.

 

-Chaos: Es un término paracelsista que designa la indistinción confusa del germen.

 

-durchdringen: Penetrar (las fuerzas de la naturaleza divina penetran el mundo).

 

-einwohnen: Encarnarse en (esas mismas fuerzas habitan el mundo, se encarnan en él).

 

-Feuer: Aunque se puede ver sólo como uno de los siete espíritus manantiales de Dios, se trata en realidad del símbolo central en Böhme. La naturaleza se identifica con el fuego, ya que el fuego es la vida o, cuanto menos, su fuente. Leemos en Psycología Vera, qu. I, 211: «Así es el Fuego la primera causa de la vida, y la Luz la otra causa y el Espíritu la tercera y es ciertamente una esencia que se encierra y revela en un cuerpo…» [trad. mía]. En opinión de Koyré, nunca antes de esta obra había conseguido Böhme dar una definición tan clara de la triunidad de la vida y resaltar tan claramente su carácter de autorrevelación. Considerando textos similares entendemos por qué F. Oetinger había titulado su obra principal Teología ex idea vital deducta.

      En Böhme fuego quiere decir a veces llama.

      En la Psycología Vera es completa la identificación del fuego y de la naturaleza.

 

-Gemüth: Término genérico para designar el alma o el espíritu del hombre. Por otra parte, espíritu (Geist) y visión son nociones que para Böhme se implican.

 

-Grimm, grimmig: Colérico, rabioso. Este adjetivo lo emplea mucho Böhme.

 

-Grimmigkeit: Furor, cólera, ardor. Encono, fiereza, rabia.

 

-Grund: Fundamento, causa.

 

-Heimlichkeit: Secreto, misterio; (también: disimulo, sigilo). El carácter de estar oculto.

 

-Limbus: principio masculino, asociado al Astrum, de la formación del mundo. Éste término desaparece en La triple vida del hombre, siendo sustituido por el de Tinctur.

 

-Matrix: principio femenino, por así decir, de la creación del mundo. Asimilado a la tierra. Representa también la inmovilidad y la materialidad (a diferencia de la Tinctur en La triple vida del hombre).

      Böhme habla de la wässerige Matrix [matriz acuática] identificándola a veces con la Gebärerin [parturienta] de la que el mundo ha surgido. En nuestro mundo, la Matrix acuática está representada por el cielo, es decir el firmamento o la quinta essentia, y el limbos, o Matrix ígnea, por los astros y el astrum propiamente dicho. La wässerige Matrix de la Naturaleza eterna podría entonces ser identificada con el elemento puro, la corporeidad divina, el paraíso o la naturaleza (en el sentido de la séptima forma de la Naturaleza divina). [Así, al menos, en el período intermedio del De tribus principiis].

      También la Matrix es presentada como fuente del espíritu (cf. De Triplici Vita Hominis, IX, 104 y 105).

 

-Mercurius: En el Paraíso divino, o el cuerpo de Dios, hay, además del Salliter, el mercurio o el sonido (Schall). Se trata del principio de movimiento, de fluidez, a veces de vida, de palabra, de metalidad, pues el sonido es la potencia expresiva, manifestadora por excelencia, que encarna la palabra, a su vez potencia mágica y creadora por antonomasia. Tengamos en cuenta que las cualidades, al mezclarse y al rozarse, producen una variedad de sonidos que, juntos, constituyen, gracias al Mercurio, una armonía celeste.

      En su segunda y tercera obra emplea Böhme el término Mercurius en dos sentidos muy diferentes: designa, por una parte, el conjunto de las cuatro potencias-esencias de la naturaleza (el centrum ígneo) y, por otra, una de las cualidades-formas del segundo centrum: el mercurio o tono.

 

-Misterium Mágnum: Importante noción de Böhme que aparece por primera vez en La triple vida del hombre (cf. XVI, 37). Se trata del misterio de la esencia divina, que es al mismo tiempo lo más secreto (das heimlichste) y lo más revelable (das offenbarlichste) (cf. Psycología Vera, qu. I, 51), siendo su expresión el milagro más grande que ha obrado la eternidad (das grösste Wunder, dass die Ewigkeit gewirket hat (ib., qu. I, 69).

 

-Principium, Principiis: Un principio, dice Böhme, es un nacimiento (Geburt). Este término es empleado en su sentido activo. Saint-Martin lo traduce por: engendramiento. Así, un principio es un modo de acción divina; es también la fuente de la que provienen y emanan los seres. Es una vida y también un mundo; un principio es, en Dios, lo correspondiente a cada uno de los tres mundos (el Paraíso, el Infierno y el Mundo sensible), de los que se compone el universo de Jacob Böhme. Es, finalmente, un modo de revelación. Principio de revelación, de distinción y de determinación: aquí está el verdadero sentido de la noción de «principio de la naturaleza divina». Su función esencial sería introducir en la unidad indistinta de la Divinidad el movimiento, la diferenciación y la vida.

 

-Quall: Fuente (ver Qualität).

 

-Qualificiren: “Cualificar”. Imprimir una cualidad a una cosa o producir una cualidad en una cosa, ejercer una acción cualitativa o, aún, obrar a la manera de las cualidades activas (de esta misma manera lo traduce Saint-Martin: “qualifier”).

 

-Qualität o Quallität [como a veces escribe Boehme]: Potencia, fuerza operativa, energía.

      Es extremadamente curioso ver en Böhme dar una explicación etimológica del término: Qualität viene de quellen, Quelle, y designa así una fuerza que brota, un manantial, una fuente, que se eleva y que se abalanza (eine quellende Kraft). «Cualidad» está igualmente emparentada con Quaal o Quahl, sufrimiento, tortura (cf. De Tribus Principiis, X, 42); lo que indica claramente, dirá Böhme, que en cada cualidad hay un fondo de cólera, del sufrimiento y de furor, porque cada cualidad sufre en su aislamiento y su limitación, y es por lo que busca salir de ellos, liberarse, unirse a otras cualidades. De ahí proviene el dinamismo interior y la lucha de las cualidades entre ellas. Así, como lo vemos fácilmente, se comportan el calor y frío, así ante todo el bien y el mal (Aurora, II, 4 y siguientes).

 

      Cualidades se llama también a los siete espíritus manantiales, que reciben en Jacob Böhme los siguientes nombres: Qualitäten, Quellgeister, Geister Gottes, Naturgestalten, Naturgeister = cualidades, espíritus manantiales, espíritus de Dios, formas de la naturaleza, espíritus de la naturaleza).

 

-Salliter o Salniter: Así llama Jacob Böhme a todas las fuerzas que están en Dios Padre, emanan de él y forman en él una unidad indisoluble. De esta interpenetración de fuerzas está hecho el mundo. Böhme lo escribe de varias maneras, como si no estuviera seguro del término, pero, intuitivamente, le parece pleno de sentido. No se trata, por tanto para Böhme del ácido úrico. Recordemos que la sal, en la alquimia de Paracelso (a quien Böhme no conocía demasiado bien época de Aurora) es la potencia o el principio de solidez, de desecación, de rigidez, de dureza y de materialidad. El Salniter es, por tanto, principio de materialización y de solidificación en las potencias del Padre.

      El Salliter es un germen (esta concepción del germen se encuentra, oculta o expresa, en toda doctrina organicista) eterno que se desarrolla eternamente; eternas son sus fases, así como eternamente simultáneas.

      Como lo ha mostrado Harless (Jacob Boehme und die Alchimisten), el vitriolo, base del proceso metálico de los alquimistas, es el prototipo del Salliter de Boehme.

 

-Selbheit: La mera individualidad, el yo egoísta y superficial que se interpone entre nosotros mismos y Dios.

 

-Scienz: La causa del mal, de la diferencia entre el bien y el mal, entendida como el Fiat, como el deseo de la diferenciación y separación (cf. Mysterium Magnum, LXI, 63).

 

-Sele (sic): El término alma (Seele, en alemán moderno) es un tanto ambiguo, ya que designa tanto el alma vital como la espiritual (die rechte Sele). El alma se asocia en Boehme al primer principio de la esencia divina: colérico, fogoso, airado.

 

-Separator: Así llama Böhme al principio de determinación, de creación y separación, en el interior de Dios. Lo asocia a veces al número 10, que sería el número de la vida.

 

-Signatura: Este término también tiene una gran importancia en Paracelso (cf. Philosophia Sagax), donde las signaturas serían las expresiones exteriores de las virtudes ocultas de las cosas. Noción que implica la idea de correspondencia. En Boehme la signatura es teofanía, signo y revelación de la esencia de un ser. Sin su conocimiento es vano el “conocimiento” de los seres.

 

-Speculare (spigeliren): Proviene de Speculum (Spiegel, espejo, en alemán) y quiere decir para Boehme: servir de espejo a la verdad divina, reflejarla en sí, revelarla.

 

-Spiraculum vitae: Se trata, por decirlo así, de una Tinctur superior que emana de Dios y que confiere al ser humano el espíritu, que procede de la divinidad y le asimila a la divinidad.

 

-Sucht: Deseo. Aspiración vital, hambre, búsqueda ardiente. Se distingue de la voluntad, que sin embargo le da origen (así en su obra Psychología Vera).

 

-Temperatur: Así llama Jacob Böhme a la síntesis o conciliación de las cualidades contrarias, su estado de equilibrio. Otras veces el mismo término hace referencia a la indistinción de la mezcla indiferenciada, pero nunca significa temperatura.

   En relación con el ser humano, este término aludiría al estado primordial, al estado de inocencia.

   Aplicado a la divinidad: «Ahí no se puede decir un Dios colérico, ni tampoco un Dios misericordioso, pues aquí dentro no existe ninguna causa para la cólera, ni tampoco para amar algo», como escribe Jacob Böhme en De Electione Gratiae, I, 21 (la traducción es mía).

 

 

-Ternarius Sanctus: o Sabiduría esencial, como lo llama Boehme, es el cuerpo o corporeidad, mágico o mental (son expresiones de Böhme) que la voluntad se forma al oponerse al deseo; cuerpo que, por otra parte, sirve de alimento a la vida y al fuego (cf. Mysterium Magnum, XXIX, 2 y sigs.).

           

-Tinctur: A veces se confunde con el elemento puro (éter, quinta esencia) y a veces se distingue de él para convertirse en el principio de vida (el jugo del que habla Aurora), el Paraíso o el cuerpo de la Sabiduría divina (cf. De Tribus Principiis, XII, 21 y sigs.; XVI, 43 y sigs.). Se le asocia al número 9.

      Como principio masculino, representa la vida y el movimiento (cf. De Triplici Vita Hominis, V, 15; VIII, 35).

      Conviene tener en cuenta que es, a menudo, sinónimo de la vida espiritual (al menos, en De Triplici Vita Hominis).

 

-Turba Magna: en Böhme quiere decir “gran perturbación”. (Para el Lexicon Alchemiae de Martin Ruland significa: “gran conjunción [Versammlung] de los astros”).

 

-Ungrund: Este término no es una creación de Boehme, sino que se trataba de una palabra ya usada a la que le atribuye un sentido nuevo. A saber, la ausencia total de determinación, de causa, el fundamento, de razón (Grund). A veces se traduce por abismo, y uno estaría tentado de usarlo así, si no fuera porque Boehme utilizó esa misma palabra (Abgrund) con un sentido distinto. Berdiaeff lo traduce por “Indeterminado”, Koyré por “Absoluto”.

 

-Urkund: Palabra que proviene con seguridad de Kunde, Urkunde. Significa en Böhme el origen último de una cosa en tanto que se revela en la cosa que lleva su revelación o expresión, que da su «noticia» (Kunde). Cada cosa sería así como el documento que testimonia acerca de la naturaleza de su propia raíz.

      Tiene el doble sentido de primer principio y de Centrum zur Natur.

 

-Urquell: Lit.: “Fuente originaria”. (Así, por ejemplo, en la frase: el deseo es la Urquell [pero también la Urkund] de la naturaleza).

 

-Urstand: Literalmente vendría a significar “lugar originario” (no he encontrado la palabra en el diccionario alemán). Para su relación con Urkund y Urquell cf. De Triplici Vita Hominis, III, 10, 28, 49; VI, 52.

 

-Vernunft y Verstand: En la terminología de Jacob Böhme Vernunft significa siempre entendimiento, razón razonadora, discurso; por contra, Verstand designa la razón intuitiva, la inteligencia. Fran von Baader ha insistido fuertemente sobre la legitimidad de la terminología boehmiana y, por su parte, la ha adoptado. Fichte, en sus obras póstumas, igualmente… Por su parte, Böhme lo que hacía era seguir el ejemplo de Sebastian Frank y el uso de su época. (Es curiosa la inversión de los términos en Kant).

 

-Vulcanus: El Astrum o el Espíritu de este mundo (Geist dieser Welt).

 

-Wesenheit: Esencia corporal de la Divinidad. También, sin más, significa esencia.

 

-Wille: Voluntad. Conviene decir que este importante término sufre igualmente en Böhme modificaciones en su sentido: a veces se equipara a deseo y otras muchas veces se le opone; a veces es superior a la naturaleza y otras veces su fundamento. Pero, en cierto sentido, esto se explicaría, porque la naturaleza con sus fuerzas no hace más que expresar la voluntad que se engendra y se desarrolla en ella (cf. De Triplici Vita Hominis, X, 29; XI, 104).

 

-Zorn: Cólera. Representa el principio negativo, al principio fogoso, ardiente, airado que se encuentra en todas las cosas. Böhme emplea también muchas veces la expresión: Gottes Zorn, la ira de Dios, en parte con otros sentidos que, pienso, sería preciso matizar.

Textos de J. Boehme

Textos para la ponencia: El mal en la teosofía de J. Boehme

 

-         Epístolas teosóficas: 20, 3: El hombre, libro del ser de todos los seres: “Pues el libro en el que reside todo secreto es el hombre mismo: él mismo es el libro de la esencia de todas las esencias, pues él es la semejanza de la divinidad; en él reside el gran Arcanum, que sólo puede revelar el Espíritu de Dios” (la traducción es mía).

 

-         Aurora: XXII, 46: “Pues no puedes decir ¿dónde está Dios? Escucha, hombre ciego, vives en Dios y Dios está en ti y si vives santamente eres Dios tú mismo; dondequiera que mires allí está Dios”.

 

-         De Tribus Principiis, VII, 21: “El auténtico cielo, porque Dios vive dentro de él, está por doquier en todas partes, también en medio de la tierra: comprende el infierno [Er begreift die Hölle], en el que viven los demonios, y nada está fuera de Dios; pues donde Él ha estado antes de la creación del mundo, allí sigue estando aún, como en sí mismo, y él mismo es la Esencia de todas las esencias: todo ha nacido de Él y de Él procede [y lo proclama: urkundet von Ihme]; y por eso se llama Dios, porque sólo Él es lo Bueno, el Corazón o lo Mejor, entiende: la Luz y la Fuerza de dónde procede [urkundet] la Naturaleza” (la traducción es mía).

 

-         De Tribus Principiis, VII, 24: “El tormento de la tiniebla es el primer Principium y la fuerza de la luz es el otro Principium, y el producto [Ausgeburt] desde la tiniebla a través de la fuerza de la luz[1] es el tercer Principium; y no se llama Dios: sólo es Dios la luz y la fuerza de la luz y el producto [Ausgang] de la luz es el Espíritu Santo”.

 

-         Mysterium Magnum: XXVI, 28: “La cólera es la raíz del amor, como el fuego lo es de la luz”. Y el siguiente texto: “Sólo el amor se llama Dios, su fuerza y su poder se llama cólera” (XXVI, 10).

 

-         Mysterium Magnum: XXXVIII, 6-9: “No es sin motivo que Cristo le nombre [al Diablo] un príncipe de este mundo; es príncipe siguiendo la propiedad de la cólera del mundo tenebroso que ahí permanece oculta y es según esta cualidad que reina sobre el cuerpo y el alma, sobre la voluntad y el corazón del hombre.

 

           Porque toda guerra y toda querella provienen de la naturaleza y de la propiedad del mundo tenebroso, es decir de los cuatro elementos de la cólera de Dios, la cual provoca en la criatura el orgullo, la envidia, la avaricia, y la cólera que son los cuatro elementos del mundo tenebroso donde viven el diablo y las malas criaturas; y es de estos cuatro elementos de los que proviene la guerra.

           Porque aunque Dios haya ordenado al pueblo de Israel combatir a los paganos y les haya intimado a hacerles la guerra, todo esto era ordenado en virtud del Dios airado y colérico, es decir de la propiedad del fuego porque los paganos habían suscitado la ira que quería devorarles. Pero Dios, en tanto que se llama Dios, no desea la guerra; por lo demás Él no puede desear nada malo ni ninguna destrucción; porque existe según el segundo principio, el de la luz; no es sino bueno y generoso y se da Él mismo a todas las cosas.

 

            Pero según la naturaleza del mundo tenebroso es un Dios airado y colérico, un fuego devorador cuando su ira se encuentra despierta; según esta naturaleza Él desea comerse y devorar todo lo que se eleva y alumbra en ella; y es en virtud de esta propiedad como Dios ha ordenado a Israel el hacer la guerra y abatir a los paganos: porque la cólera estaba inflamada y era como un trozo de madera que cae en el fuego que desea devorarla”.

 

-         Mysterium Magnum: XXVIII, 70: “Porque todas las cosas han sido creadas por el Verbo e introducidas en una forma. Pero, puesto que Dios es un Dios airado y colérico, un fuego devorador e igualmente un Dios de luz y de don, bueno, misericordioso y dulce, donde nada malo puede permanecer; por eso ha introducido en el Fiat el fuego y la luz, el bien y el mal, en una libre voluntad donde la voluntad puede formarse en el bien o el mal; pero ha creado buenas todas las cosas y a partir de la luz y las ha instituido en una libre voluntad para multiplicarse en la libre voluntad, para crear en el mal o en el bien” (“de puiser dans le bon et le mauvais”, traduce Berdiaeff donde el original alemán dice: «zu schöpfen im Bösen oder Guten»).

 

-         Mysterium Magnum: LXI, 43 y 44: “Porque Dios obra de eternidad en eternidad pero no de otro modo que por su Verbo y el Verbo es Dios, es decir una manifestación del Absoluto (Ungrund, Indeterminado –traduce Berdiaeff-). Y si el alma no pronuncia ya su voluntad personal, es la voluntad del Absoluto la que habla en ella: allí donde cesa de obrar la criatura, allí obra Dios.

 

          Pero si la criatura quiere obrar con Dios, su voluntad debe abismarse (así traduce Berdiaeff; el original dice sencillamente: in Gott eingehen, “entrar en Dios”) en Dios; entonces Dios obra con la criatura y por ella, porque la creación entera, celeste, infernal y terrestre, no es otra cosa que el Verbo operante; el Verbo mismo lo es todo”.

 

 

 

 

 

 



[1] En el sentido de: “saliendo de la tiniebla y por medio de la luz”. Es significativo que Böhme parezca querer distinguir aquí dos tipos de salidas, nacimientos o producciones: por un lado la de la tiniebla y por otro la de la luz. Por eso emplea la palabra salida (en alemán Ausgang) para referirse al surgir del Espíritu Santo, mientras que para el nacimiento a partir de la tiniebla, del primer principio, utiliza la palabra Ausgeburt, que significa producto, creación -literalmente: nacimiento a partir de-, pero que en las siguientes expresiones significa: “engendro del diablo” o “aborto del infierno” (en alemán Ausgeburt der Hölle) o también quimera, delirio o desvarío (en alemán Ausgeburt der Phantasie). (cf. Slaby/Grossmann: Diccionario de las lenguas española y alemana, tomo segundo).