Un poema especial para mí
Una tarde con árboles,
Callada y encendida.
Las cosas su silencio
Llevan como su esquila.
Tienen sombra: la aceptan.
Tienen nombre: lo olvidan.
Este precioso poema de Gabriel Zaid evoca, de manera sencilla y admirable, el misterio encerrado en cada cosa, en cada momento... En la tarde serena y melancólica, dulce o doliente. Acaso en la tarde del amor, de su declaración, o de su recuerdo.
La naturaleza está implícita en el paisaje que se adivina, en la probable campanilla, en la música y el ritmo de la vida, en los animales inconscientes, en el alma del mundo...
Aceptar la sombra, ¡qué difícil! No rebelarse ante la ambigüedad y el claroscuro del mundo. Asumir la propia limitación y desentenderse de ella... Estar bien con la vida y olvidar la esencia, el yo separado, acaso los mismos sueños. Pues que, en el fondo, se sabe que nada de lo real verdaderamente se pierde.
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