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Boehmiano. En pos de la sabiduría, como arte de vivir

Acerca de la sabiduría

El Círculo de Estudios Espirituales Comparados (CEEC) celebra su VIII Encuentro anual

      

 

     La ciudad abulense de Arenas de San Pedro acogerá, por octavo año consecutivo, el Encuentro del Círculo de Estudios Espirituales Comparados (CEEC), durante los próximos días 29 de octubre a 1 de noviembre. En esta ocasión conferenciantes y asistentes debatirán en torno a una trilogía de conceptos esenciales: Sabiduría - Arte – Vida, tratando de explorar la posibilidad de su articulación, los entresijos de su alquimia.

 

     Ciertamente, la filosofía (el amor al conocimiento), entendida ante todo como una forma de vivir y como un saber hondo y sentido de la vida, como ejercicio vital y espiritual, nos conduce inevitablemente a interrogarnos acerca del valor y significado de esta hermosa y antigua palabra: sabiduría, sabor y gusto de las realidades esenciales. Cuestionada hoy por los diversos escepticismos, pragmatismos de la sociedad de consumo o estados del bienestar, por la estética de los pensamientos débiles o las sospechas suscitadas por las diversas formas de manifestarse el pensamiento supersticioso y las actitudes dogmáticas o sectarias, aparece de nuevo la pregunta por la tarea genuina de ese saber que se busca, ciencia de principios y de fines, arte de la belleza, filocalía del alma.

 

     En el CEEC, se quiere propiciar un encuentro abierto y libre de personas que, más allá de la participación intelectual, tenga también en cuenta experiencias, zozobras o esperanzas que acontecen en la búsqueda de cada uno. En definitiva, se trata, una vez más, de acercar el pensamiento a la vida para esclarecerla y presentar la vida al pensamiento para fecundarlo.

 

     Por lo demás, no se trata, el Círculo, de un grupo cerrado, ni mucho menos. Lo constituyen, sin apenas estructura, un conjunto de personas (estimamos en más de 200 las que han asistido a los Encuentros anteriores, unas 40 personas o poco más por encuentro, y no siempre las mismas) interesadas por el pensamiento libre, la filosofía y las artes, las religiones y tradiciones espirituales, sin ninguna adscripción determinada, ni línea de pensamiento especialmente definida más allá de lo que acabamos de decir. El delicado respeto a las personas y a los puntos de vista diferentes, unido al aprecio por el diálogo sincero y sin cortapisas, el clima sumamente cordial, en suma, han caracterizado habitualmente estos acontecimientos.

 

     Por ello, los amigos del Círculo invitan a cualquier persona que busque o que tenga verdadero interés por conocer las grandes tradiciones de la humanidad, o bien que esté interesada por el diálogo intercultural e interreligioso, a participar con nosotros en cualquiera de estos encuentros anuales. Para el Encuentro de este año, aún quedan unas pocas plazas disponibles.

 

     La recepción de los asistentes está prevista para el viernes 29 de octubre, por la tarde. El sábado y el domingo estarán dedicados a las ponencias, coloquios y sesiones prácticas, mientras que la mañana del lunes día 1 de noviembre se consagrará a los últimos debates y al comentario de las comunicaciones recibidas, así como a algunos otros asuntos, como la preparación del próximo Encuentro y el futuro del Círculo, habida cuenta de que este año ha cambiado su coordinación, asumida desde hace unos meses por cuatro personas: José Antonio Antón Pacheco, Eugenio Cano, Enrique Jerez y Francisco Martínez Albarracín. El Encuentro concluirá con la comida de despedida, el mediodía del mismo lunes.

 

     El programa de este año, reducido a lo esencial, incluye una serie de siete ponencias (y una sesión práctica), con su correspondientes coloquios, a cargo de varios especialistas, profesores universitarios, filósofos, artistas, escritores o maestros de artes marciales, a saber: José Antonio Antón (Introducción general al tema del Encuentro); Jesús Moreno Sanz (Tragedia, mística y filosofía en María Zambrano); David López (Apara-Vidya. Una fundamentación metafísico-sistémica de la sabiduría inferior, o sabiduría de la vida); María Toscano (Sabiduría y plenitud); José Olives Puig (Arte de la energía. Cuerpo y cosmología; incluye sesión práctica); Eugenio Cano (La experiencia del arte); y Julio Trebolle (“Le diera sabiduría; vida eterna no le diera”. Mito de Adapa).

 

     La inscripción, que incluye alojamiento y comidas, es de 250 euros para nuevos asistentes y 200 para quienes ya hayan participado con anterioridad. Para más información e inscripciones, puede escribirse al correo del CEEC:  ceecmail@hotmail.com, o llamar a los teléfonos 968 00 21 19 (Francisco) o 662 366 733 (Enrique).

 

De la sabiduría como "sentido común"

De la sabiduría como "sentido común"

     Hay un sentido para el conocimiento sagrado. Santo Tomás de Aquino, por ejemplo, comparaba la sacra doctrina [lo que luego se llamará “teología”] con el sensus communis (el sentido o sensorio común). Y sí conviene llevar lejos esta analogía o comparación, a diferencia de lo que opinan eminentes especialistas, pues el intelecto [intellectus, de intus legere, leer e interpretar en lo profundo] ve relaciones y síntesis, conexiones y unidad donde la razón no alcanza a componer armonía y correspondencias.

 

     El intelecto (órgano de la sabiduría) percibe lo diferente unido, la unidad en la multiplicidad, pero en otra perspectiva más alta que la de las ciencias o disciplinas particulares. Sabiduría no es erudición ni especialización, lo dijo Heráclito pero no terminamos de entenderlo.

 

     La sabiduría no percibe lo concreto o fragmentado (como el sentido común no percibe olores o sabores), pero sí saborea un aura o aroma que impregna todo y lo matiza de belleza. El sentido común diferencia, como el intelecto discierne. Ver diferentes determinaciones o desarrollos de una misma realidad o verdad, esa es la tarea de la sabiduría, sin caer en limitados dogmatismos, que no son propios del ojo del corazón.

 

      Ver globalmente, totalmente; unitaria y serenamente. Que no falte el vínculo espiritual sin el que la suma de las partes no puede componerse ni tener sentido. Ver lo que no se ve, oír lo que no se oye, conocer (intuitiva, vivencialmente) lo que no se conoce (distinta o separadamente, de manera racional). Es la plenitud que no puede del todo expresarse con palabras, pues se limitaría y empequeñecería, pero que bien comprenden quienes la han experimentado.

 

     Sapientibus est enim non curare de nominibus, dice el proverbio medieval. Es propio del sabio no hacer caso de los nombres, de las palabras. Porque entiende y trasciende todos los lenguajes. Lee el rostro, percibe los signos, escucha a la naturaleza… Ha aprendido el lenguaje de los pájaros, figura de los ángeles o daimones que median (¡el Fedro platónico!) entre dioses y hombres.

 

     La sabiduría es el sencillo lenguaje mediador, la actitud mediadora e integradora, la gota de aceite zambraniana. Se traduce y refleja en la vida. Ilumina, esclarece la vida, luz en la sangre, como quiso Cervantes.

No ha muerto Raimon Pánikkar

No ha muerto Raimon Pánikkar

Aunque en este modesto blog no se hable, propiamente, de noticias ni cuestiones de actualidad, quiero hacer una excepción a propósito de la “extinción”, como la llama Juan Masiá para aludir al nirvana, física de Raimon Pánikkar, filósofo al que admiro y a quien no tuve la suerte de conocer ni tratar (sólo le vi una vez en Ávila, al asistir a un curso que él dirigió magistralmente, en 1992, sobre místicos contemporáneos de la India).

Tengo sus libros, eso sí. Le he leído y lo seguiré haciendo. También he conocido a buenos amigos suyos, colaboradores, especialistas en su obra.

Con Pánikkar me han unido desde hace mucho (exactamente 1974) detalles y acontecimientos hondos, significativos. También sincronicidades.

No es para mí, ni muchos menos, irrelevante el que haya muerto un día 26 del mes de agosto del presente año. Lo digo, pero no lo explico. Y no se trata ahora de nada personal; simplemente de números y símbolos.

También diré que he leído y admiro, como escritor y pensador, a su hermano Salvador Pániker.

Pero no entraré en cuestiones polémicas de ningún tipo.

La personalidad y la trayectoria vital de Raimon se prestan a adhesiones profundas, a empatías de diversa naturaleza; también a rechazos ideológicos, viscerales o del tipo que fueren.

A mí que queda el testimonio y la enseñanza de un buscador valiente, genuino, que no rehuyó su propio dharma, que intentó habilitar espacios de libertad al hacer su propia andadura. Es posible que tuviera defectos, como cualquier ser humano. Me lo imagino con un corazón muy grande y generoso.

Un verdadero amigo de la sabiduría, flexible, inteligente, incansable. De él se podría decir aquello de que la amó más que el oro y todas las riquezas.

Es natural que, más allá de gustos y preferencias, muchos no puedan entenderle ni vibrar en su sintonía.

Pero nosotros podemos alegrarnos viéndole regresar a un pueblecito del prepirineo catalán (a él, que podría haber elegido vivir en cualquier parte del mundo, o en una gran ciudad como Barcelona). Cerca de las montañas y los árboles, con el espacio tan abierto como su alma, con la mente cada vez más serena, como el aire o el agua, luego de tantos esfuerzos y disquisiciones intelectuales. Para vivir allí los últimos años, para recibir y atender sosegadamente a sus amigos o a quienes buscasen su enseñanza. Y para preparar su última obra: la fundación Vivarium.

En cierta ocasión escuché decir, a propósito de él, que era imposible ser cristiano y budista o hinduista. A lo que recuerdo repliqué que lo que para los hombres es imposible es posible para Dios.

Se decía de Jung que parecía una mezcla de intelectual erudito y campesino suizo. Hay personas cuya mezcla y composición armónica de cualidades distintas parece un imposible.

Hay que agradecer a la vida, a su misterio, estos imposibles.

Por tantos dones y tantas maravillas, no sólo del intelecto, mi agradecimiento indeleble a Raimon Pánikkar.

Sobre la fe y la simplicidad. La oración del corazón en el Budismo de la Tierra Pura.

 

    El capítulo 18 del admirable libro de Jean Eracle: La doctrina búdica de la tierra pura trata del budismo de la fe. Nos habla el autor de recobrar nuestra simplicidad e inocencia originales mediante la pura fe que se concreta o manifiesta en la invocación del nombre sagrado.

 

    “... La fe no es el resultado de un esfuerzo personal, sino que es el voto original de la gran compasión lo que la suscita.

 

    La fe es despojada de toda noción, de toda sutileza.

 

    Representa el estado del corazón que escapa de todas las ataduras y, en consecuencia, de la influencia del karma. En este sentido es ya el plano del nirvana misteriosamente manifestado en el corazón del hombre.

 

    La práctica de las virtudes y de las buenas acciones, la profundización en los estudios, las meditaciones con o sin formas, todo ello pertenece al mundo del karma. Su efecto sólo puede ser una feliz disposición, no la liberación. La liberación está más allá de todo. El nirvana no es el fruto de práctica alguna, la consecuencia de ningún estudio, el resultado de ningún ejercicio mental. Sobrepasa a toda causalidad, a todo karma.

 

    Si en el corazón se realiza un estado libre todo karma, bueno o malo, el Nirvana se manifiesta en él, y ahí se transparenta la «cualidad de Tathâgata».

 

    Los maestros que la Tierra Pura piensan, fundándose en la enseñanza de los «Tres Sutra», que ese estado libre de todo karma, la «Cualidad de Tathâgata», es la fe. Al pronunciarse así, no reforman la enseñanza del primer Buddha.

 

    No hacen sino tomar al pie de la letra algunas sentencias que él pronunció y que se encuentran consignadas en los más antiguos textos:

 

    «Por la fe y seréis libres y pasaréis más allá del reino de la muerte... la fe es el mejor de los tesoros para el hombre. Por la fe, la corriente es atravesada» (Sutta-nipâta, 1146, 182, 184).

 

    «Aquel cuya fe en el Tathâgata es estable, enraizada, instalada, firme, una fe que no puede ser quebrantada ni por un recluso, ni por un brahmán, ni por un dios, ni por Mâra, ni por Brahma, ni por quienquiera que pueda ser en el mundo, ese puede decir: "Soy el propio hijo del Bienaventurado, nacido de su boca, nacido de la Ley, formado por la Ley, heredero de la Ley"» (Diga-nikâya, III, 84)”.

 

    A continuación el autor cita una carta del fundador de la Escuela Ji, Ippen Shônin (1229-1289). Este es el texto:

 

    “Me interrogáis sobre la actitud mental que debéis tener hacia el Nembutsu. Todo lo que se le exige al fiel del Nembutsu es que diga: “Namu Amida Butsu[1], y no existe otra instrucción que os pueda dar. Diciendo “Namu Amida Butsu” encontraréis vuestra paz espiritual.

 

    Todas las enseñanzas que los eruditos y los sabios han dejado, son otras tantas indicaciones destinadas a preservarnos de todo tipo de errores hacia los que tendemos; no son, en suma, más que paliativos. Para el fiel del Nembutsu ello no es verdaderamente necesario. Decir el Nembutsu en toda circunstancia: eso basta.

 

    Kûya Shônin († 972), un día que se preguntaban: «¿cómo hay que decir el Nembutsu?», simplemente respondió: «¡Abandonad!» Ya no hubo más palabras. Esta respuesta se haya consignada en la colección poética de Saigya y, a mi juicio, es verdaderamente una palabra de oro.

 

    «¡Abandonad!»: es todo lo exigido del fiel del Nembutsu.

 

    Que abandone saber, sabiduría y también ignorancia; que abandone toda noción de bien y mal, de rico y pobre, de noble y vil, de infierno y paraíso, y todo tipo de Satori y cultivado y enseñado por las diversas escuelas del Budismo. Rechazando todas estas nociones y deseos, causas de confusión, entregaos por completo a decir: «Namu Amida Butsu!»”.

 

    El poder de lo Otro, el Otro poder, el poder trascendente… no pretendemos negar la importancia del esfuerzo personal, de la disciplina, por otra parte claramente reafirmados también en el budismo. Sin embargo, el camino de infancia, la simplicidad el corazón, nos parece estar mucho más cerca de ese vacío original que probablemente tenga que ver con lo que San Juan de la Cruz llama insistentemente la nada, la desposesión, el desapego.

 

    “El que invocare el nombre del Señor se salvará”, recuerda San Pablo. Oración que es como la respiración, y en la que no creo que sea lo esencial, ni mucho menos, la cantidad o la innumerable repetición. La pureza consiste en querer una sola cosa, como escribió Kierkegaard, porque sólo una cosa es en definitiva necesaria.

 

    Este es el descanso y el sosiego de la fe, la esencial, la que es vivida y fruto de una auténtica experiencia, porque verdaderamente “cuando el amante está junto al amado, allí se descansa” (Leonardo da Vinci).



[1] Que se pronuncia: Namu Amidá’n Bu.

Año jubilar 2010 en Caravaca de la Cruz (Murcia. España)

Año jubilar 2010 en Caravaca de la Cruz (Murcia. España)

Caravaca de la Cruz es un pueblo singular en el noroeste de la provincia de Murcia. Invito a los amables lectores de este humilde blog a que lo visiten y conozcan (al pueblo, no al blog), pues, estoy bien seguro de ello, no les defraudará. Es también, obviamente, el pueblo que amamos los caravaqueños, nativos o de adopción. Su paisaje, su aire y su aura, su luz, sus montañas, las entrañables callejas, los monumentos que dan fe de su historia… Gente recia y a la vez acogedora. Villa o ciudad santa desde hace unos pocos años también (si es que esto así puede decirse, pues ya conocen ustedes que el tiempo es bastante relativo y además, lo santo es santo desde tiempo inmemorial).

 

Yo tuve la inmensa fortuna de nacer en ella un día de mucho frío y nieve, sin luz eléctrica y además prematuro, en la festividad de S. Alberto el Magno, patrono de los químicos y los alquímicos. Y la fortuna de vivir allí, ininterrumpidamente, los primeros 16 años de mi existencia. Todavía me emociona, claro que sí, recorrer sus calles y entrever los rostros disimulados en la memoria o diáfanos en la conciencia, con la grata sorpresa de toparme con un viejo amigo, o persona conocida, largo tiempo no frecuentados. Más tarde, también he vivido largas temporadas e incluso tuve el privilegio de ser profesor en su Instituto de bachillerato durante el curso académico 1986-1987: privilegio de unos alumnos extraordinarios y extraordinariamente generosos. Desde aquí les envió mi recuerdo y mi reconocimiento, ambos indelebles.

 

Y Caravaca de la Cruz celebra este año 2010 su año santo, su año jubilar (concedido cada siete años). Ocasión de peregrinaje, de andadura, de acogida e intercambio, de gozo y jubileo, pues que la vida es un viaje y, como dice mi querido filósofo zapatero Jacob Böhme, en la superación está la alegría (In Ueberwindung ist Freude, cf. Mysterium Magnum, XVI, 9).

 

La Santa Cruz de Caravaca, la Cruz de Cristo, ancla su origen en una hermosa leyenda, que hemos escuchado desde niños y hemos repetido después prácticamente todos los habitantes del pueblo; leyenda que cifraría su aparición en 1230 o 1231, siendo entonces rey moro en la zona el luego converso Ceyt-Abu-Ceyt. Cruz de Caravaca, milagrosa y afamada por doquier según contaban nuestros abuelos, que, tristemente, fue robada un martes de carnaval, aprovechando el bullicio de esa noche enmascarada: el nefasto día del 13 de Febrero de 1934. También es posible que el robo se produjera en la madrugada del miércoles de ceniza, el día 14. Los simbolismos y la numerología no escapan al observador despierto. Y hasta hoy nada hemos en verdad sabido acerca de su paradero.

 

Actualmente se venera la reliquia que contiene unos fragmentos del lignum crucis, procedentes de Roma y de Jerusalén.

 

Hay quien afirma no creer en Dios y sin embargo creer en los mitos y en los símbolos. Los mitos también tienen su lógica, su razón de ser. Por otra parte, afirmaba María Zambrano que Dios es el más racional de los conceptos. Tampoco le faltaba razón, a ella que, desde luego, bien sabía del Deus absconditus, de lo escondido de Dios. René Guénon escribió un bello libro sobre el simbolismo de la cruz (simbolismo universal, católico, en griego) donde revela conocimientos procedentes también del esoterismo islámico. El sentido de la cruz lo conocen los sufíes. Para las almas grandes no se oponen la luna, la cruz, el loto…, pues uno sabe ver el sentido hondo de las creencias y también de las ideas.

 

Testimonio de lo permanente, antes que noticia de sucesos pasados, valga decir sobre el significado del mito lo que afirma Salustio -el mismo que decía que el mundo es un objeto simbólico- a propósito de los mitos de Atis: “esto no ocurrió nunca, pero es siempre” (Sobre los dioses, 4).

 

Ocurre en el alma y ya es bastante. Sucede en la persona (triunidad, si se me permite decirlo, de cuerpo, psique y espíritu), que experimenta y vive la transformación.

 

Esa que le deseo a todo aquél que emprenda el camino. Aquél en quien lo interior y lo exterior confluyen; donde cuerpo y alma no se enfrentan; donde la ley y la norma ceden ante la pasmosa y sorprendente novedad y libertad del espíritu. Por eso, el entusiasmo, la gracia y el sano delirio, la sobria ebriedad. Muchos no la conocen. No hace falta hablar de ella, de esa liberación, a quienes la gustan. Haber saboreado (sabiduría) alguna vez su aroma es algo inolvidable, que imprime su carácter (ethos), su signatura, su señal. Señal de bendición con la que hoy me despido.

 

Amigos de Caravaca y amigos que aún no la conocen: ¡emprendan ese viaje y disfruten –Itaca rediviva en el poema- de sus muchas peripecias, sorpresas y aventuras! Volveremos más sabios.

 

Recopilo aquí los comentarios borrados por error sobre el taoísmo

 

Comentarios anteriores al tema o post “El ethos del sabio taoísta”

Autor: hiniare

Hola, Boehmiano. Me ha encantado encontrar un texto claro y directo sobre el Tao (aunque "El Tao que puede ser explicado no es el verdadero Tao"). Para mí el poema 18 es clave y a mucha gente se le hace difícil de entender ("Cuando se abandona el Tao aparece la moral... aparece el amor filial..."). Y aunque yo también creo que muchos de estos textos podrían ser igualmente confucianos,la diferencia está entre esa moral establecida por ley (porque es lo mejor para todos) y la moral natural que surge de un equilibrio interior y de la ausencia de egoísmo. Esa es la "lógica" del Tao que tú mencionas.
Es un tema apasionante del que hay mucho que decir. Volveré a menudo por aquí, hasta pronto.

Fecha: 30/08/2008 15:20.


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Autor: Boehmiano

Hola, Hiniare. Tu nombre me parece precioso, aunque no sé lo que significa. Gracias por tu comentario. Sí, el 18 es un capítulo que en principio sorprende. Hay quien lo ve como una crítica a la moral confuciana. No sé, yo a Confucio lo admiro mucho.
Puede ser que cuando se habla en exceso de algo (por ejemplo, hoy de solidaridad) es porque ese algo nos falta (hablando de manera general). Pregonar las virtudes no haría falta si éstas fueran lo normal, lo natural. Y esto lo sabe quien, como señalas, vive la moral desde dentro.
El taoísmo es una gran filosofía que puede ayudarnos a reencontrar el carácter sagrado de la naturaleza. Yo la admiro, aún desde mi poco conocimiento de la misma.
Hasta pronto.

Fecha: 30/08/2008 17:08.


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Autor: krmengloria

Hola,
Recién estoy comenzando a interiorizarme acerca del Tao. La verdad me ha costado entender algunas cosas por lo que tu texto me fue de gran ayuda. Muchas gracias por eso!!

Si pudieras explicarme el significado (para ti) de esta frase te estaría plenamente agradecida:

"No siendo pleno puede quedar en lo viejo sin renovarse"(XV)

Un abrazo.

Fecha: 01/11/2008 01:10.


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Autor: Boehmiano

Cordiales saludos Carmen gloria y bienvenida a este modesto blog. La dificultad del Tao Te Ching tiene que ver también con las traducciones, con la dificultad de traducir a un idioma occidental la antigua lengua china. Te cito a continuación tres versiones distintas del pasaje por el que me preguntas:

-“Quien sigue estos principios no desea la plenitud. Porque no ha alcanzado la plenitud, por eso, al declinar, se renueva” (traducción de una traducción inglesa de Ch’u Ta-Kao, publicada por Morata, Madrid, en 1979).

-“Quien guarde este Tao (esta sabiduría) no deseara llenarse (de cosas), y sin llenarse podrá seguir con lo viejo sin renovarlo” (versión de Carmelo Elorduy, publicada en la Editora Nacional, Madrid 1983).

-“Quienes guardan este curso (Tao) no desean plenitud. Así, no alcanzando plenitud, pueden gastarse y renovarse” (esta es la versión que yo prefiero, de Anne-Hélène Suárez, editada por Siruela, Madrid, 1998). También debe ser muy buena la traducción (pero aún no la he adquirido) de Iñaki Preciado, Alfaguara, Madrid, 1996.

Parece ser que no debemos leer “sin renovarse”, pues muchos comentarios entienden que la negación (bu, en chino) es una errata fácilmente explicable. El texto tiene más sentido si leemos: “gastarse y, sin embargo, renovarse”.
Por otra parte, el pensamiento clásico chino juega mucho con la paradoja, con las aparentes contradicciones, con el dinamismo de los contrarios. Anne-Hélène Suárez habla de que “no llegar a la plenitud” es “para no sufrir merma y seguir produciendo infinitamente”. Plenitud aquí también puede oponerse a la riqueza del vacío, de la sutileza, incluso del desapego: un yo que no es “pleno” (esclavo de sí mismo) deja lugar a la plenitud de lo “transpersonal”. Pero fíjate que incluso en la traducción que parece menos acertada, puede encontrarse un sentido muy rico: seguir el curso de lo viejo, de lo antiguo (de la “tradición”) y renovarlo continuamente (la novedad del espíritu), renovándose uno en diálogo permanente y vivo con esa riqueza tradicional. Por otra parte, también habrá cosas (verdades, actitudes, amores...) que no sea preciso renovar o cambiar.
Bueno, espero que te sirva de una pequeña ayuda y mucho ánimo y disfrute de tu andadura con el Tao.
Con afecto:
Paco Boehmiano.

Fecha: 31/10/2008 23:18.

 

La sabiduría ética de Confucio

 

            1. Confucio (c. 551-479 a. C.), junto a Lao Tsé y Chuang Tsé, uno de los principales filósofos chinos de la antigüedad, nacido de familia humilde, fue una persona modesta y sabia que, en su tiempo y pese a anhelarlo, no tuvo la influencia política, como consejero, que su sabiduría hubiera merecido. En siglos posteriores, sin embargo, su influencia ha sido enorme en la cultura y en la vida del pueblo chino, configurando en buena medida su carácter[1].

            El se decía un amante de los antiguos, de las tradiciones provenientes de la época dorada y quiso adaptarlas a su convulsa época. Su filosofía tiene un carácter democrático y su vocación de influir en la política nos recuerda algo a Platón, también por sus fracasos. Por otra parte se parecía a Sócrates en su gusto por la charla informal y por su arte para formular preguntas. Era gran amante de la paz y se preocupaba por la gente, debiendo ser muy querido y respetado por sus discípulos.

            Más exigente consigo mismo que con los demás, su meta era llegar a ser totalmente humano y supo mantener la dignidad y el sentido del humor especialmente en los tiempos difíciles.

            Se cuenta de él que, en los ratos de ocio, sus modos eran informales y alegres, siendo afable, aunque firme; digno, pero agradable.

 

            2. Aunque Confucio valoraba el autoconocimiento, veía a la persona como un entramado de relaciones humanas y sociales. El ser humano se desarrolla y cultiva en sociedad (lo mismo que decía Aristóteles) y la meta de tal realización es ser plenamente humano. Así, la ética confuciana puede resumirse en las siguientes nociones fundamentales:

 

            1ª. Jen. Esta palabra, etimológicamente, es una combinación del signo para designar “ser humano” y también “dos”. Así, denomina la relación ideal que deben tener las personas. Aunque suele traducirse por bondad, benevolencia y amor, tal vez lo que mejor la define sea “cordialidad humana”.

            Jen era para Confucio la virtud de las virtudes, implicando las mejores capacidades humanas. Para la persona noble, vale más incluso que la vida.

            Se trata de un sentimiento de humanidad hacia los otros y de respeto por uno mismo, un profundo sentido de la dignidad y el valor de la vida. Como perfección de lo humano (Confucio decía no haberla encontrado encarnada completamente en nadie a lo largo de su vida) no es fácil hablar de ella, pero implica otras muchas virtudes: diligencia infatigable, en los deberes y tareas públicos, así como cortesía[2], generosidad, empatía y capacidad de “medir los sentimientos de otros según los propios”.

            Expresada negativamente, es la célebre sentencia llamada “regla de plata”: “No hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti”[3]. Positivamente, se podría decir que “la persona de jen, deseando afirmarse a sí misma, busca también la afirmación de los demás” y esta amplitud de corazón no conoce fronteras, pues sabe que “dentro de los cuatro mares todos los hombres son hermanos”.

 

            2ª. Chun tzu. Traducida como “persona superior” o “humanidad en su esplendor”, también podría valer “persona madura”, como sugiere Huston Smith, a quien seguimos aquí.

            Cheng tzu es lo opuesto de la persona mezquina, malvada, de espíritu pequeño. Alude al anfitrión ideal: correcto, elegante, seguro, relajado, dueño de respeto por sí mismo y sabiendo generar el respeto a los demás. Movimientos suaves, expresión abierta, con el habla justa, sin hacer alardes, sin imponerse ni mostrar superioridad, con gracia y “sin preocupación ni temor”; ni el éxito se le sube a la cabeza, ni se amarga o deprime ante la adversidad.

            Confucio pensaba que solamente con personas así puede el mundo encaminarse hacia la paz: “Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter”. Y esto traerá armonía en el hogar, orden en la nación y paz en el mundo.

 

            3ª. Li. Esta palabra tiene dos significados, siendo el primero “corrección”, esto es, el modo en que deben hacerse las cosas, referido tanto a las relaciones sociales y familiares[4] como al uso del lenguaje. El segundo significado se relaciona con los ritos[5].

            Aquí destaca la doctrina del justo medio (que nos recuerda a la ética de Aristóteles). Hallar un equilibrio, una armonía y situarse “constantemente en el medio” de extremos opuestos. Hay aquí también una analogía con la doctrina del “nada en exceso” de los sabios griegos[6].

 

            4ª. Te. Su significado es “poder”, “virtud”. Poder por el que se rigen los hombres, hay que entender concretamente aquí; lo que hace referencia a la política. Y el elemento más importante del buen gobierno era, para Confucio, la confianza del pueblo en sus gobernantes. Por eso el verdadero te es el poder del ejemplo moral. Esto vale a todos los niveles, pero en concreto el gobernante no debe tener ambiciones personales y ha de buscar el bien común. Aquí encontramos un enorme parecido de fondo con las ideas de Platón[7].

            Y Confucio estaría de acuerdo con Thomas Jefferson cuando decía que “todo el arte de gobernar reside en el arte de ser honrado”. Ser honrado y tener la capacidad, los conocimientos necesarios: el auténtico filósofo, como diría Platón.

 

            5ª. Wen. El último concepto al que queríamos aludir se refiere a “las artes de la paz”, en oposición a las artes de la guerra. Es decir, a la música, la pintura, la poesía…: la cultura en su expresión estética y espiritual[8].

            Aunque esta noción tiene también una dimensión política y de relaciones entre estados, era el poder del arte para ennoblecer el corazón lo que atraía a Confucio.

 

            3. Aquí hemos considerado los principios de la ética confuciana dejando a un lado su concepción de la religión tradicional, que él aceptaba, basada en la relación con los antepasados, los sacrificios (forma de comunicarse con el cielo) y los presagios (forma en que el cielo, o los antepasados, respondían). Hombre, cielo y tierra eran considerados como una unidad. Aunque reservado en cuanto a lo sobrenatural[9], lo tenía en cuenta: en alguna parte del universo había un poder que estaba del lado de los justos.

            Como se afirma en un comentario posterior:

            “Para convertirnos en meritorios socios del cielo, debemos estar en contacto permanente con la iluminación silenciosa que hace que la corrección y el principio de nuestros corazones-mentes brillen con esplendor”. Y poco después, hablando del humanismo confuciano: “La humanidad en su máxima plenitud «forma un cuerpo con el cielo, la tierra y los millares de cosas», y nos da el poder de integrar el cosmos en nuestra sensibilidad”[10].

 

            4. Me gustaría mencionar otra cosa antes de concluir este resumen. Si importante fue el papel dado por Confucio a las artes para pulir y embellecer el carácter de las personas por su sutileza y buen gusto (y la magnitud de esta influencia puede rastrearse en la historia del pueblo chino, en el enorme poder civilizador de su cultura en sus mejores siglos), más importante aún me parece el valor concedido al respeto a las personas mismas, especialmente a las ancianas. En esto la china tradicional y el occidente contemporáneo parecen como la noche y el día. Valorar al anciano, darle un lugar de máxima honorabilidad, respetar su experiencia de la vida, agradecerle su trabajo, hacerle sentir útil e importante, etc… En todo esto tendríamos mucho que aprender[11].

           

            5. Se podrían establecer interesantes relaciones entre la ética de Confucio y la de Sócrates o Aristóteles, así como entre aquélla y la ética budista o cristiana. El cristianismo no nos parece, dicho sea de paso, ante todo una moral, aunque la lleve implícita. Pero señalaré una diferencia significativa entre Jesús de Nazaret, que decía que había que amar a los enemigos, y Confucio, pues una vez le preguntaron al filósofo chino: “¿Debe uno amar al enemigo, a aquél que nos hace daño?”. Confucio contestó: “De ninguna manera. Responded al odio con justicia y al amor con benevolencia. De otra forma desperdiciaréis vuestra benevolencia”[12].



[1] Merece destacarse el llamado Neoconfucianismo, importante movimiento que reformuló el confucianismo con influencias budistas y taoístas. Comenzó en el siglo VIII y floreció especialmente en los siglos XI y XII y hasta hoy día ha contado con notables intérpretes.

[2] Para ilustrar la cortesía que ha dado fama a los orientales, me referiré a un detalle pequeño pero significativo: en el caótico tráfico de Kioto dos coches rozan sus parachoques. Los conductores salen de sus coches, se saludan haciendo una reverencia y se disculpan repetidas veces por lo descuidados que han sido. Yo he visto en el centro de Viena chocar dos vehículos y me impresionó ver lo tranquilos y serenos que los dos conductores, lentamente y sin elevar la voz, arreglaron en unos minutos los papeles del seguro. Educados, sí, aunque algo fríos, como la mañana en la que sucedió este hecho. Mucho mejor que los gritos, insultos o malos modos (conozco una persona mayor que fue agredida con un puñetazo e insultada por un joven, cuya moto sufrió un pequeño golpe por parte de un coche que conducía, con cierto despiste puede ser, la persona mayor). Pero mucho mejor aún la cordialidad y calidez del corazón que comprende que valen más las personas que los objetos y el dinero que cueste arreglarlos.

[3] Analectas, 12, 2; 15, 24. Positivamente sería algo así como: “trata a los demás como a ti te gustaría ser tratado”.

[4] La familia siempre ha sido la institución básica, de enorme importancia en la vida del pueblo chino. Confucio decía que la fuente de la que manan todas las virtudes morales es el deber de los hijos para con sus padres. El concepto de piedad filial, el respeto de los niños hacia sus progenitores (y también hacia los mayores), era algo esencial para Confucio. Nada que objetar, siempre que no se entienda esto de un modo absoluto y autoritario. Habría que completarlo con lo que dice Khalil Gibran sobre los hijos en su obra El Profeta. Los hijos no son propiedad de los padres y estos, que los han engendrado, son quienes tienen el primer deber hacia ellos: darlo todo y no como quien busca un interés o espera contrapartidas.

[5] Pero este segundo significado de li se fusiona con el primero, pues, como comenta Huston Smith, “cuando se desenvuelve uno con corrección, según los conceptos confucianos, toda la vida del individuo se convierte en una danza sagrada, es decir, en un ritual”.

[6] En el Libro de Li leemos: “No debe complacerse el orgullo. No debe satisfacerse la voluntad por entero. No debe practicarse el placer en exceso”.

[7] Platón pone en boca de Sócrates estas palabras: “Entonces dime, Critias, ¿cómo elegirá un hombre al gobernante que ha de gobernarle? ¿No elegirá a un hombre que primero haya puesto orden en sí mismo, sabiendo que los efectos de toda decisión que surja de la cólera, del orgullo o de la vanidad pueden multiplicarse mil veces sobre los ciudadanos?”.

[8] Por sólo citar unos pocos ejemplos, mencionemos la caligrafía, la pintura paisajística, la cerámica y esa “danza de la vida” que es el tai chi chuan (que comienza a descubrirse en nuestro país).

[9] Cuando le preguntaron a Confucio acerca del servicio a los espíritus de los muertos, respondió: “Ni siquiera sois capaces de servir a la gente. ¿Cómo podéis servir a los espíritus?” Y como respuesta a una pregunta sobre la muerte dijo: “Ni siquiera entendéis la vida. ¿Cómo podéis entender la muerte?”.

[10] Tu Wei-ming: The World and I, p. 485 (citado por Huston Smith: Las religiones del mundo, Kairós, Barcelona, 2000, p. 192).

[11] Aquí citaré de nuevo a Huston Smith: “La elevación de la persona mayor… ayudó a aumentar en el este de Asia el respeto por la edad hasta alcanzar una actitud rayana en la veneración. En Occidente, cuando alguien confiesa tener más de 50 años, el comentario suele ser: «Pues no parece que tengas más de 40». Según la cortesía china, es probable que el comentario fuese algo como: «Parece que tengas 60». A una persona mayor que visitaba Japón a mediados de la década de los ochenta, un amigo japonés le preguntó cuán sabio era. La confusión que causó la pregunta hizo que el japonés se diera cuenta de que había cometido un error. Disculpándose por no dominar bien el idioma del visitante, el japonés les explicó que había querido preguntarle a su amigo la edad. El contraste es patente cuando comparamos esto con la actitud occidental en cuanto se refiere a la edad… Haciendo frente al inevitable deterioro físico, China creó estructuras sociales que alentaban el espíritu. Cada año que pasaba el anciano podía contar con que recibiría mayor solicitud por parte de familiares y amigos y, como ya hemos señalado, mayor atención y respeto cuando hablara” (o.c., pp. 195-196).

[12] El principal discípulo de Confucio, Mencio, utilizó esta misma argumentación para rechazar la llamada de Mo Tzu a “amar a todos por igual”. El moísmo, en efecto, propugnaba la doctrina del amor universal (en chino: chien ai) y no el recurso a la fuerza para solucionar los problemas sociales: Uno debería “sentir por toda la gente del mundo exactamente lo mismo que siente por su propia gente y considerar a los demás exactamente como uno considera al propio”.

Para una tipología astral

TIPOLOGIA ASTRAL

 

1. ARIES     (21 Marzo a 20 Abril)   Fuego   Marte y Plutón diurnos.   Cabeza.    Símbolo: el carnero

 

            Rasgos e ideas que evoca: ímpetu y entusiasmo audacia, avasallamiento, violencia, energía, independencia, coraje, deseo de conquista, voluntad, ambición, orgullo, testarudez, despotismo, tumulto, intensidad, instinto; bondadosa mediocridad, dócil sumisión, emociones fuertes, sensaciones violentas, activismo, temperamento fogoso e irritable, falta de reflexión, superficialidad, falta de constancia, infidelidad; inspiración interior; falta de diplomacia, temeridad.

            En cierto modo semejante al colérico (emotivo, activo, primario) de la caracterología.

            El hombre Aries quiere “atravesar la pared con la cabeza.

            Puede ser un auténtico guía para los demás, o un seductor, un héroe o un criminal (según se trate de la variante superior o inferior de este arquetipo).

 

2. TAURO     (21 Abril a 20 Mayo)   Tierra   Venus y Ceres nocturnos.    Cuello.    Símbolo: el toro.

 

          Rasgos e ideas evocadas: resistencia, constancia, instinto de conservación, gran capacidad de trabajo, gravedad, pesadez, gordura, lentitud, estabilidad, solidez, densidad, consistencia, inflexibilidad, calma, reflexión, perseverancia, paciencia, amor al orden y a las cosas bellas, afectividad; mediación, conciliación, diplomacia, temperamento generoso, vitalidad, temple robusto, virtudes hogareñas, talento artístico; materialismo, crítica, intolerancia, impaciencia, irritación, apetito de posesión, egoísmo, sensibilidad, sensualidad, instintos, propensión al placer, aprecio a la vida y al bienestar, avaricia; accesos violentos de cólera, celos, esteticismo, lujo.

          Le gastan los honores y ser objeto de estima y reconocimiento por parte de los demás.

 

3. GEMINIS  (21 Mayo a 21 Junio)  Aire  Mercurio y Palas diurnos. Brazos, pulmones. Sím: Gemelos.

 

          Rasgos y evocaciones: dualidad, polaridad movilidad, flexibilidad, versatilidad, elasticidad, generosidad, mediación, transporte, comunicación; expansivo, vitalidad, actor y espectador de sí mismo, complejidad o adaptación, capacidad persuasiva, esbeltez de movimientos; mirada vivaz, inquieta, escrutadora; su físico expresa bien los estados psíquicos; inteligencia, espíritu sutil, originalidad curiosidad científica, gusto por el juego, atracción por el ejercicio de las ideas; ajenos a cualquier violencia, temperamento nervioso, incapaz de guardar un rencor prolongado, despreocupado, sincero, confiado, gran receptividad; doblez, fragilidad, disimulo, astucia, mentira, fraude, ligereza, amor por los viajes; variabilidad, superficialidad, fanfarronería, disipación, derroche de fuerzas intelectuales, inconstancia, exagerada locuacidad, inquietud, ansiedad, obsesión, falta a veces de reflexión vana curiosidad.

          “Es la imagen de todas las oposiciones interiores y exteriores, contrarias o complementarias, relativas o absolutas, que se resuelven en una tensión creadora” (Alexandre Volguine).

          Solamente aquellos que saben dar a su propio dinamismo forma y dirección logran desarrollar una actividad verdaderamente productiva; los otros se abandonan a las más variadas ocupaciones (mariposean).

            Este tipo se presta como ningún otro a ser agredido, difamado y obstaculizado generalmente en su ánimo.

            Desproporción entre una inteligencia superior y la defectuosa capacidad creativa, operativa, práctica y concreta.

 

4. CANCER         (2 Junio a 22 Julio)       Agua           Luna.        Estómago.       Símbolo: el cangrejo.

 

            Rasgos y evocaciones: movilidad, fluidez, transitoriedad, variabilidad de ánimo, cambios de humor, recogimiento, protección, sentido maternal, interioridad, germen, tenacidad; mediación, mediumnidad, enlaza el mundo informal y el formal; imaginación, romanticismo, sensibilidad, sentimiento, intuición, inspiración, profundidad; imagen de: abismo, pozo, gruta, caverna, bolsa, vasija, abrigo, casa, ciudad; celoso de su intimidad, parco en palabras, introversión, timidez, reserva, a veces inaccesible, influenciable (afectivamente), a veces conciliador y cordial; memoria, recuerdo, historia, pulsión vital, instinto, psiquismo, inconsciente, subjetividad, sueño, fábulas, fantasía, lirismo; amor por los cambios (especialmente en la juventud); falta de carácter, fantasía morbosa, inconstancia, poco sentido práctico, incapacidad para tomar decisiones, capricho, egocentrismo, cierta presunción o vanidad, cierta excentricidad, a veces fanatismo.

            La facilidad de adaptación a las condiciones y circunstancias poco favorables de la vida práctica es, sin duda, una de sus principales cualidades, expresándose de diversas formas.

            En contraste con su romanticismo y naturaleza sentimental, a veces tiende al lujo y a la posesión de bienes materiales.  Ama los viajes y las cosas bellas.

 

5.   LEO            (23 Julio a 22 Agosto)             Fuego         Sol.           Corazón.       Símbolo: el león

 

            Rasgos e ideas que evoca: fuerza vital, salud física, potencias iniciativa, conquista, alegría de vivir, elevación, apasionamiento, tendencia a conducir a los demás, cierta fascinación personal, independencia, optimismo, saber ver el lado bueno de personas y cosas, dignidad, magnanimidad, nobleza de ánimo, generosidad ausencia de mezquindad; voluntad, realismo, eficacia, vigor concreto, presencia física, tenacidad y conciencia en el trabajo, muchas posibilidades profesionales; soberbia, arrogancia, vanidad, presunción, prodigalidad, megalomanía, ambición, falta de profundidad e interioridad, retórica; fácilmente excitable, a veces imprudente, libertinaje; tipo apolíneo, idealista.

            La inteligencia de los nativos de Leo se dirige más bien hacia el lado práctico de la vida, pero ante sí mismos tienden a justificar sus propios actos con una concepción idealista del mundo.

 

6. VIRGO  (23 Ag.-22 Sep.) Tierra  Mercurio y Palas noct.  Intestino.  S.: doncella recogiendo espigas.

 

            Rasgos e ideas: capacidad de recoger (experiencias, etc.), cierta doblez, extraña unión entre el sentido práctico y el idealismo, altitud de miras, dispersión en lo cotidiano, amor al orden y a la precisión, contraste entre a) la seriedad y la pesadez, y b) la frescura lírica y mental; hogareño, aspiración a la pureza; universalidad, búsqueda profunda y crítica, inteligencia (terrena, esto, es: concreta, práctica, grave y ponderada); lógica aguda, capacidad de trabajo, destreza manual, minuciosidad, tendencia al eclecticismo (reunir ideas de diversa procedencia y naturaleza), accesos de melancolía, timidez, sensibilidad, susceptibilidad, esbeltez en lo físico, sentido de la realidad; apto para el estudio de las ciencias y la filosofía; se encuentra a gusto en medio de la naturaleza (tendencia a la soledad), tendencia a la soltería (como también en Sagitario); poco sociable, círculo restringido de amigos, pedantería, cálculo, frialdad de sentimientos, avaricia, egoísmo, mezquindad, individuos quisquillosos, ambiciones meramente terrenas, egocentrismo, misoginia.

            Se trata de una disposición general a retener, a controlar, a dominarse y a disciplinarse; de una tendencia a la economía, a la parsimonia, a la acumulación, a la conservación, a la temporización; de un carácter serio, concienzudo, escrupuloso, reservado, escéptico, metódico, ordenado; aferrado a los principios, a las reglas, a las consignas; sobrio, preocupado por el sentido cívico y por la respetabilidad, trabajador; interesado por las cosas difíciles, laboriosas, ingratas o penosas; que pretende satisfacer ante todo un sentimiento de seguridad.

            La tendencia crítica y analítica de su mente fácilmente puede degenerar en un exagerado seccionar cuanto cae bajo su lente escrutadora, si no puede encontrar la síntesis.

            Alquimista, capaz de transformar y transmutar cosas y estados, a la persona de este arquetipo lo pequeño le parece tan importante como lo grande; ve lo grande en lo pequeño y viceversa, el universo en su propia intimidad.

 

7. LIBRA   (23 Septiembre-22 Octubre)  Aire   Venus y Ceres diurnos.  Riñones.  Símbolo: la balanza.

 

            Rasgos y evocación: equilibrio, armonía, amor al arte, amor por lo bello, por la forma y por la comprensión y la cortesía; tacto, mesura, diplomacia, aprecio por la legalidad y la justicia; ingeniosidad, riqueza de ideas, elegancia de movimientos, armonía y belleza física, más receptivo que expansivo, capacidad de identificación con los demás, muy poco orgullosos, mediación, conciliación, optimismo; frivolidad, superficialidad, ligereza, frialdad, desconfianza, pasividad, inconstancia, a veces renuncia a la propia individualidad, capacidad de cierta despersonalización, insinceridad, tendencias a la violencia, pasiones desenfrenadas, ambición de conquista.

            Intento de equilibrio entre la inclinación hacia el mundo de los deseos (Escorpio) y hacia el mundo de la sublimación (Virgo).

            Se adapta a las circunstancias que encuentra antes que modificarlas según su propia naturaleza.                    

 

8. ESCORPIO   (23 Oct. a 23 Nov.)  Agua   Plutón y Marte noct.  Sexo. Símb.: la serpiente y el águila.

 

            Rasgos e ideas evocadas: muerte, contraste, lucha, tentaciones, conflictos, tormentos, renovación, resurrección sublimación, tendencia al ascetismo (y misticismo); penetración, agresión; tiene algo irresistiblemente atrayente, cierta fascinación misteriosa, radar de lo psíquico, originalidad (extravagancia), secreto, apariencia fría engañosa; laboriosidad, sutileza, análisis profundo, resistencia fermentación, dinamismo, dureza, lucha, crisis y arraigo en las crisis, atracción por lo oculto; no cede ante la fatiga, privación o dificultad; erotismo, pasiones morbosas, celos, desorden, traición, tendencia al crimen, orgullo, incapaz de soportar cualquier sujeción, testarudez, astucia, decisión, carácter combativo, inteligencia (como géminis o Virgo).  Se establece una dialéctica de la destrucción y la creación, de la muerte y del renacimiento, de la condena y de la redención; Escorpio es canto de amor sobre campo de batalla o grito de guerra en campo de amor.

            Esta naturaleza volcánica hace del tipo Escorpio un pájaro cuyas alas no se despliegan con facilidad más que en medio de las tempestades; su clima es el de las tormentas y su país el de la tragedia (bueno, se exagera un poco)

            El nativo de Escorpión querría desvelar hasta los últimos secretos de la creación y encontrar una solución al problema del fin de la existencia humana.

 

9. SAGITARIO (22N.-20 D.) Fuego Júpiter y Neptuno d. Caderas. S.: centauro con arco hacia lo alto.

 

            Rasgos e ideas que evoca: justicia, independencia, libertad, idealismo, altura de miras, aspiración a lo sobrehumano(1), movimiento, instintos nómadas, inteligencia espontánea fundada en la experiencia, desarrollado sentido de la realidad, fe, lealtad, sacrificio, franqueza, religiosidad, sentido social, humanismo, buenos compañeros de vida; infracciones de la ley, trampas, atentados contra la moral, ateísmo, estafa, falta de agilidad intelectual (que es propia de Géminis, su complementario), falta de pensamiento profundo y sistemático (más propios de Capricornio), obstinación, tendencia a lo hiperbólico, poco constantes en sus afectos, inclinación al placer, amor al descanso, pereza, arrogancia, egoísmo, amor a la francachela, pasión por el juego, gusto por la aventura, superficialidad, fanfarronería, mentira, “malas lenguas”.

            Se prodigan asistiendo y ayudando a sus propios semejantes, sacrificando algunas veces un tiempo precioso en detrimento de sí mismos.

            Si en Aries la potencia ígnea era visceral, y si en el voluntarioso Leo estaba consagrada a la magnificencia del yo, aquí esta fuerza se convierte en la de las decantaciones espirituales, en la de las iluminaciones de la mente y en la de las subidas interiores, mediante las que el instinto y el ego se superan y trascienden hacía lo sobrehumano. (Nietzsche, que era ascendente Sagitario, fue el creador de la idea del superhombre: ver su obra “Así habló Zaratustra”).

            En la raíz del tipo Sagitario se discierne un yo en expansión o en intensidad, que busca sus propios límites y aspira a superarlos y ello por una especie de instinto de la envergadura o de la grandeza.  De ahí una aspiración a cierta elevación o dimensión que él busca en el arrobamiento, el cual puede ser impulso de participación, de asimilación ideal a la vida colectiva, o, al contrario, rebelión estimulante contra un poder a dominar cuando no simple inflación del yo que se pierde en la embriaguez de grandeza.

            La saeta, a la que asimila el saetero (o Sagitario), realiza la síntesis dinámica del hombre que vuela hacia su transformación, por el conocimiento, de ser animal en ser espiritualizado.

 

10. CAPRICORNIO (21 Di.-19 En.) Tierra  Saturno y Urano n. Rodillas. S.: cabra sobre una montaña

 

            Rasgos y evocaciones: defensa, resistencia, firmeza, tenacidad, constancia, laboriosidad, paciencia, serenidad, capacidad de renuncia, austeridad, perseverancia, industria, realización, autosuperación, seriedad, profundidad, prudencia, sabiduría, concentración, sentido del deber, retirada en sí mismo, simplicidad, sobriedad, discreción; gobierno de sí, paciente entrenamiento de la voluntad, precisos y concienzudos en su trabajo, sabe aprovechar las crisis para avanzar; pesimismo, cinismo, taciturnidad, accesos de melancolía, renuncia, tendencia a la soledad, independencia (psíquica), sentido del deber y del sacrificio, ascetismo, responsabilidad; egoísmo extremo, avaricia, crueldad, desconfianza, personas también vengativas; desesperación, depresión.

            Capricornio se refiere al simbolismo de la siembra, significando también el despojo, la retracción y la concentración del invierno en su severa grandeza.

            Está regido por Saturno, asociado a todo lo duro, ingrato, sombrío y oscuro, pero también a la sabiduría. Saturno es ese despiadado dios del tiempo que cristaliza al ser humano en sus supremas ambiciones, cuando no lo condena al despojo y a la renuncia. La naturaleza capricorniana lleva la señal de este universo frío, silencioso, inmóvil.

            Es incapaz de tomar la vida con ligereza, ni como algo fácil. Sobre él pesa la responsabilidad de tener que obrar.

 

11. ACUARIO  (20 Enero a 18 Febrero) Aire  Urano y Saturno di. Piernas.  Sim.: hombre o anciano

 

            Rasgos y evocación: ciencia, técnica, filosofía, tendencias religiosas, fluidez, limpidez, transparencia, inventiva, desapego frente a lo material, sentido estético, liberación de las cadenas instintivas y apertura a las fuerzas espirituales por vía del desasimiento, amor por lo misterioso, deseo de ser guía; combatividad, ideas reformadoras, amor por la música, ponderación, circunspección, genialidad, humanitarismo y progreso, socialismo, cristianismo, sentido social, comprensión, hermandad, utopía, solidaridad, cooperación, don de sí, altruismo, sentido de la amistad, afabilidad, cortesía, modestia, honestidad, benevolencia, habilidad mental y manual; desmesurado, falta de sentido social (por raro que parezca) y egocentrismo, extrema volubilidad en propósitos e intentos, vanidad, aspiraciones fantásticas, extravagancia, oscilación entre extremos, potencia prometeica, emancipación, aventura, amor por el progreso y el vanguardismo, tendencia a la soledad, originalidad o excentricidad, gustos extraños y refinados, ostentoso.

            Si el aire de los Géminis evoca la comunicación mental y el de Libra el diálogo del corazón, el de Acuario plantea el mundo de las afinidades electivas, que nos convierten en seres que viven en una comunidad espiritual y en plena esfera universal.

            El tipo Acuario querría ver confirmada su originalidad y sancionado su derecho a ser considerado como un individuo excepcional (afín en esto a Cáncer), por esto corre el peligro de no ser tomado en serio.

            Sobre su simbolismo diremos que su figura hace surgir la noble aparición de un ser humano realizado, con los rasgos de un sabio anciano, que lleva debajo de los brazos o sobre los hombros una o dos ánforas, urnas inclinadas que derraman a chorros el agua que las llena.

 

12. PISCIS   (19 Febrero a 20 Marzo)   Agua   Neptuno y Júpiter noct.  Pies.  Simbolismo: dos peces

 

            Rasgos e ideas: mística, metafísica, creación artística, utopía, carácter quijotesco, sensibilidad, amor al arte, sincera religiosidad, conciencia y sentido de la responsabilidad, amor por los viajes lejanos y exóticos, inspiración, intuición, imaginación, psiquismo, naturaleza muy receptiva e impresionable, plasticidad psíquica, mediumnidad, sublimación, amor platónico, tendencia al extremismo, excitabilidad, sentimiento, romanticismo, ensoñación, un estar como en la luna, aspecto descuidado, fragilidad física, indolencia, indecisión, miedo, ingenuidad; caridad, compasión, sacrificio, humildad, ajenos al deseo de acumular riquezas; debilidad de carácter, falta de afecto, falta de consistencia, sensualidad, abandono, dilatación e inflación emotiva; carecen de sentido de la realidad, pereza, mentira, histerismo, astucia, materialismo, explotación; en el extremo, alguna tendencia al sadomasoquismo.

            En este arquetipo el ser se desborda a sí mismo (como corresponde al fin de las cosas, o a las últimas realidades) para confundirse con la conciencia de un valor que lo supera y engloba, asimilándolo a una condición más general.  A veces, suele ejercer una fascinación particular y algo exótica (sobre todo en la mujer).

          Buen colaborador como es, gusta empero de la independencia o de posiciones dirigentes.

          Se da en é1 la oscilación entre estados de exaltación y melancolía, de optimismo y de pesimismo.  También cambios y oscilaciones casi constantes que pueden hacer difícil la convivencia.

          Su símbolo se refiere a dos peces dispuestos paralelamente pero en posición mutuamente inversa.

 

Nota final.-

 

Esta tipología nos sirve como ejemplo de un lenguaje simbólico (arquetipos, elementos, planetas y dioses de la mitología...) y hay que tener en cuenta el carácter doble o polar de los símbolos: se refieren a algo y, al mismo tiempo, a su contrario. Por eso vemos en un signo cualidades y defectos del todo opuestos. Además, en cada signo o arquetipo podemos considerar al modelo realizado o al poco evolucionado, el superior y el inferior.

Nada se prejuzga aquí sobre el valor o no valor de la astrología como conocimiento. Desde luego, no se la considera como ciencia experimental, ni como saber filosófico o racional; en todo caso, como arte o ejemplo de un modo de pensar analógico y tradicional, propio del hombre antiguo. En cierto modo, un lenguaje olvidado. La pregunta es: el ser humano ¿se ha engañado durante siglos, en las principales culturas de la antigüedad, pensando que puede haber un lenguaje que exprese correspondencias a diversos planos de realidad, entre macrocosmos y microcosmos?  Su sueño, al menos, es hermoso: formaríamos parte de un universo pleno de sentido.  Santo Tomás de Aquino, filósofo y teólogo medieval, escribe en la Suma Teológica que "Los astros inclinan, pero no obligan". Quedaría, pues, a salvo la libertad.

Una observación: cuidado con hacer de la astrología una superstición o un comecocos.  No abundan probablemente los libros buenos y profundos sobre el tema.

 

Simbolismo de los elementos: (aplicado al ser humano):

 

l. Fuego: vitalidad, salud, fuerza espiritual, voluntad, lo divino en nosotros.  Atravesar el fuego, según Eliade, es símbolo de trascender la condición humana.  Dualidad: pasión-espíritu.

2. Aire: hálito vital, palabra, pensamiento, inteligencia, mediación sutil, mente. Dualidad: divagación (o mera razón)-inteligencia (verdadero conocimiento).

3. Agua: principio de vida y de la manifestación de las formas, mediación entre la vida y la muerte, alma o conciencia, psiquismo, sentimiento, sueño. Dualidad: capricho irracional-intuición del corazón, sensibilidad.

4. Tierra: vida organizada, acción concreta y práctica, percepción, realización, concreción, cuerpo.  Dualidad: egoísmo o materialismo-realización, plenitud.

 

Por cierto que yo asociaría los cuatro tipos básicos de Jung con los cuatro elementos. A saber: pensar (aire), sentimiento (fuego), intuición (agua), sensación (tierra).

 

Complementarios: Cada signo tiene un contrario-complementario, que tiene, por así decir, lo que al otro le falta. Así, los signos de Fuego se complementan con signos de Aire, y los de Tierra con los signos de Agua. Más en concreto: Aries con Libra, Tauro con Escorpio, Géminis con Sagitario, Cáncer con Capricornio, Leo con Acuario y Virgo con Piscis.

 

               Un último ejemplo sobre este simbolismo: en la tradición hindú, así como en Homero, Cáncer representa la “puerta de los antepasados” (o la entrada en el mundo, en la manifestación) mientras que Capricornio significa la “puerta de los dioses” (entrada en el mundo del avatar o de la manifestación divina en forma humana, y la salida de este universo manifestado).  Simbólicamente, no es casualidad que la Navidad se celebre el 25 de Diciembre, junto al solsticio de invierno -fiesta celebrada ya en la antigüedad, entre otros pueblos, en Roma-, esto es, en Capricornio.